El economista Miguel Marías es una de las personas que más sabe de cine en España. Es un gran admirador del director John Ford, del que destaca no sólo que sea el cineasta que más haya contribuido al desarrollo del western, sino su capacidad de ver la cara oculta de muchos actores célebres. Y no duda en atribuirle ser el auténtico creador de un actor mayúsculo llamado John Wayne.
En un artículo que publicó hace veinte años en la revista Nickel Odeon, Miguel Marías destacaba que Wayne parecía limitarse a ser y estar en pantalla, como si no estuviese interpretando un papel, motivo por el que aún era subvalorado. A propósito de su actuación en 'Centauros del desierto', nuestro cinéfilo señalaba que es un personaje 'derrotado pero invicto', siempre en crisis, descontento, con rasgos neuróticos, obsesivos; parco en palabras, tímido, resentido, pero capaz de consumirse de amor y añoranza, de rabia e indignación, y de delatarse sólo por el brillo de los ojos, un gesto de desconcierto herido. Todas estas observaciones me parecen admirables. Siempre podemos acogernos a esos personajes 'de verdad', auténticos en su gravedad y en sus limitaciones.
Pienso ahora en el nuevo presidente de los Estados Unidos, quien no pierde ocasión de mostrarse en público como un tipo grosero, maleducado, prepotente. Espejo sonriente de zafios y matones. El villano que rema en contra de John Wayne, tanto da que ambos fueran del Partido Republicano. Leo El héroe trágico en el western (Athenaica), donde el profesor Fran Benavente, intenta fijar la escena trágica que produce la herida propia de un sujeto fronterizo. El héroe instalado en la duda radical, enredado en una situación ética en la que el bien acaba por exigirse enfrentarse al mal.
Esa es su grandeza: conciencia y desinterés. Los años sesenta significaron el despliegue de las condiciones del Estado de bienestar que mentes occidentales diseñaron para quienes quisieran adoptarlas. El pesimismo trágico del individuo heroico se resolvió entonces con el triunfo del optimismo social. La situación se ha invertido. Los buitres financieros lograron su descontrol y nos han sumido en una gran recesión. Los populismos afloraron y se aliaron entre sí. La yihad está instalada en casa y acecha de veras. No hay duda, necesitamos alejarnos de Trump y adaptarnos a moldes como los del centauro John Wayne.
Hay que rescatarlo del desierto.
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