Los peligros que entrañan el aumento de temperaturas del mar Mediterráneo

El incremento de las temperaturas marinas pueden provocar la aparición de tormentas y lluvias torrenciales con más facilidad antes de llegar a otoño

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El mar Mediterráneo está aumentando su temperatura / Europa Press

La ola de calor que se ha instalado en España desde hace ya varias semanas no solo está aumentando las temperaturas de la tierra y el aire, si no también las del agua. De hecho, el Mediterráneo hace varios días que está hasta 6ºC por encima de la media normal, llegando incluso a los 30ºC en algunos puntos del mar. Este fenómeno, traducido a palabras científicas, se conoce como "ola de calor marina", y sus consecuencias pueden ser devastadoras en los próximos meses. 

 

Para poner en contexto estas temperaturas marinas, el mar Caribe ronda los 29 ºC. Para muchos frioleros, tener tanto calorcito en el agua puede ser algo ideal para poder disfrutar de la playa, pero la realidad es que no presagia nada bueno. El mar tan cálido afecta a las brisas, ya que al igualarse las temperaturas del mar y la tierra, las diferencias de presión entre las brisas diurnas/marinas y nocturnas/terrestres no se acentúan tanto. 

 

Cuando la temperatura del mar es elevada, las noches suelen ser más calurosas. Este hecho provoca que se genere una situación meteorológica favorable para la aparición de lluvias torrenciales o tormentas. 

 

 

Mario Picazo, meteorólogo y profesor de Meteorología y Cambio Climático en la UCLA, puntualizaba a raíz de su tweet que el hecho de tener el mar cálido "no fabrica tormentas severas, sí la dinámica atmosférica de frecuentes DANAS e incursiones de aire frío que vivimos con mayor frecuencia desde la pasada década y no necesariamente solo en otoño". 

 

¿CÓMO PODRÍA AFECTAR EN OTOÑO?

 

Las consecuencias de este aumento de temperaturas marinas no deberían ser del todo visibles hasta la llegada del otoño, en teoría. Este factor climático puede conllevar el incremento de riesgo de Depresión Aislada en Niveles Altos (más conocido por sus siglas, DANA). 

 

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) define la DANA como una "depresión cerrada en altura que se ha aislado y separado completamente de la circulación asociada al chorro, y que se mueve independientemente de tal flujo, llegando a veces, a ser estacionaria o incluso retrógrada".

 

Esta DANA suele afectar a la vertiente mediterránea, ya que es la zona en la que choca la masa de aire polar desde Europa Occidental con el aire húmedo procedente del Mediterráneo. Para entender mejor este fenómeno, hay que visualizar que la masa de aire frío viaja normalmente del oeste al este, pero a veces puede viajar de norte a sur. Como choca con el aire cálido mediterráneo, la masa fría se doblega y se rompe, de forma que se crea una masa de aire independiente fría rodeada por aire más caliente. El contraste entre las dos temperaturas diferentes acaba provocando las lluvias torrenciales, que incluyen en muchos casos vientos extremos, granizos,  tormenta... 

 

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Anomalía de la temperatura de la superficie del mar el 19 de julio de 2022 / CEAM

 

El problema es que cuanto mayor es la diferencia de temperaturas entre las dos masas de aire, más intensas suelen ser las tormentas. Por lo tanto, con un mar Mediterráneo rozando los 30ºC, podemos encontrarnos con un otoño especialmente problemático en este sentido. 

 

TORMENTAS MÁS FRECUENTES 

 

Hace unos años, la presencia de tormentas y lluvias torrenciales no era tan elevada y solía concentrarse después del verano. El problema es que, con el cambio climático, todo el orden se está perdiendo y ahora pueden aparecer tormentas en otras épocas del año y con aún más intensidad, lo que implica que las inundaciones y las víctimas que provocan pueden incrementar.

 

En esta línea, hay que destacar que el mar tiene en estos momentos una temperatura similar a la que se producía años anteriores a finales de verano, entre septiembre y octubre. Por lo tanto, si viniera una entrada de aire fresco en agosto, sería posible que hubiera un potente episodio de tormenta. 

 

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Imagen de Los Alcázares en la DANA del 2019 / Europa Press

 

Pero es que además, este tipo de precipitaciones son cada vez más frecuentes, tal y como demuestra un estudio de la revista Atmospheric Research. Pero lo más paradójico de todo es que, cuanto más aumentan estos temporales, más aumenta la sequía. Es decir, se está llegando a un punto en el que prácticamente solo llueve de forma torrencial, y no con lluvias "normales". Por lo tanto, un episodio de tormenta cada X tiempo no llena las reservas de agua, por lo que sigue ahondando en el problema de la sequía a pesar de sufrir inundaciones. 

 

Por lo tanto, estas temperaturas marinas no presagian nada bueno para las tormentas venideras. 

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