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En el este de Ucrania, cerca de la frontera con Rusia, la lucha continúa y las bajas aumentan. En un centro de trauma bajo el bombardeo ruso diario, un equipo dedicado de médicos, muchos de los cuales se ofrecieron como voluntarios para el servicio al comienzo de la guerra, están salvando vidas.
El centro de trauma se instaló en un edificio abandonado, donde más de una docena de médicos y enfermeras trabajan y conviven bajo fuego. Las bombas rusas caen alrededor de la clínica casi a diario, mientras los ucranianos muertos y heridos llegan hasta sus puertas. Y esta es la arma secreta con la que Ucrania cuenta desde que empezó la guerra con Rusia.
Si bien cada día es impredecible, comienza con la misma rutina. A las 09:00, la radio reproduce el Last Post y el himno nacional de Ucrania. El equipo deja de hacer lo que está haciendo y representa un momento de recuerdo para los muertos en esta guerra.
El médico jefe, Ruslan, de 39 años, es alto y calvo con una espesa barba roja. Es una presencia dominante y apenas necesita decir una palabra mientras sus médicos trabajan para mantener s los heridos con vida. Su equipo se entiende con solo media mirada.
Y en medio de todo este sin sentido tener a médicos incansables en la retaguardia ayuda a sembrar un poco de esperanza en medio de toda esta barbarie.
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