“Qué bien me haces cuando me haces bien”, un nuevo libro de relatos cortos de Albert Espinosa
Reseña del último título creado por el autor de la popular serie Polseres vermelles
Bastaría decir que Albert Espinosa es un hombre que ha demostrado una fortaleza hercúlea para superar sus patologías físicas para admirar su tesón si no pudiéramos añadir que, además, se trata de una persona que ha conseguido graduarse en ingeniería y, a la vez, consagrase como escritor fecundo que ha obtenido éxitos reconocidos tanto en su obra literaria, como en el cine o la televisión. Y aunque a la hora de escribir ha tocado muchas teclas, parece evidente su afección por un género considerado con frecuencia -e injustamente- menor; el de los cuentos. Este es exactamente el contenido de su último libro, “Qué bien me haces cuando me haces bien” -Espinosa gusta de utilizar juegos de palabras en los títulos de algunas de sus obras literarias y teatrales- en el que incluye veintidós relatos breves.
Espinos rehúye el lenguaje alambicado y opta por una forma de expresión literaria cuyos textos pueden ser leídos de corrido por cualquier persona sin que ello suponga menoscabo alguno de su calidad, lo que no exime un riqueza léxica utilizada con discreción, que nos permitió -con perdón- conocer la existencia de las gazanias… Lo mismo cabe decir de las líneas argumentales de los relatos, muy próxima a las vivencias del hipotético lector, puesto que revelan con frecuencia sus propios laberintos y obsesiones personales, bien en la elección de los temas, bien el diseño de los personajes que los protagonizan. De tal modo que es fácil detectar en muchos de los relatos la presencia -no necesariamente trágica, sino de alguna forma desdramatizada- de las enfermedades -en especial, de las patologías oncológicas, que tan bien conoce por ciencia propia, pero también de las auditivas, el Alzheimer o el Covid-, a veces buscadas voluntariamente, como en el cuento del futbolista adolescente que se lesiona adrede. Más evidente aún resulta la presencia de la muerte y, en particular, de cómo se percibe la inminencia de su llegada, como en el de los niños guardianes justicieros (La soledad elegida o la independencia conquistada), el del eléctrico del equipo cinematográfico (Corazones en forma de chuletones), el descubrimiento de un gen que revela su inminencia (El pasado es la pólvora de la felicidad del presente) o el relato de los tres últimos días de un enfermo terminal (Gazanias humanas) Aunque no falta algún relato incardinable en el género de la fantasía o de la ciencia ficción.
En fin, que hay para satisfacer todos los gustos en un libro como éste de fácil y grata lectura.
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