Queremos lectores informados. ¿Y tú?
Apúntate a los boletines de Catalunyapress para recibir información de calidad y rigurosa. "Catalunyapress te informa"
Reseña y reflexiones sobre esta reciente novedad editorial
Los españoles hemos permanecido convencidos de que estábamos vacunados contra el nefando pecado del racismo, pero el escándalo despertado estos días en todo el mundo a causa de los insultos recibidos en Valencia por el futbolista brasileño Vinicius ha puesto de relieve que no era exactamente así. Nos guste o nos disguste, lo cierto es que en la sociedad española existe en ciertas personas un racismo subyacente que se materializa en numerosas muestras de intolerancia. Algunas de ellas, acaso la mayoría, punto menos que imperceptibles, otras más exteriorizadas y evidentes y las últimas, manifiestas y sin reparo alguno, como las que se producen en las grandes actividades deportivas, sobre todo en el fútbol. Viene pues muy a propósito la aparición del libro “Ponte a punto para el antirracismo” (B Penguin Random House) de la escritora española afrodescendiente Desirée Bela-Lobedde.
“Las últimas investigaciones sobre sesgos implícitos -dice- demuestran que todas las personas tienen prejuicios raciales, que la mayoría no son conscientes de ello y que dichos prejuicios se reflejan en nuestras acciones”. Y añade: “sé que este libro, sobre todo si eres una persona blanca, te escocerá. Sé que puede despertarte emociones de ira, rabia y enfado y eso está bien, la verdad. Pero no escribo este libro para que tú te sientas bien. Lo escribo para que entiendas qué consecuencias tiene la existencia de estas injusticias raciales; así que no pretendo que te guste; pretendo que te sirva”.
Pone principal acento en lo que denomina “supremacía blanca”, algo que con frecuencia “permanece invisible y es nombrado en muy pocas ocasiones” pero que se expresa en manifestaciones de privilegio, como recompensas a personas blancas, formas en que se explica la historia, carencia de desconfianza, trato no segregatorio dispensado por las fuerzas de orden, etc. “En todo caso es un privilegio “que las personas blancas no lo perciben como tal” por cuanto “las personas pueden no ser racistas pero sus acciones, comportamientos y sentimientos pueden promover el racismo”.
Pese a que genéticamente no existen las razas, dice que sí hay un sentimiento racista que cuyo punto partida cifra en la misma Biblia (con la historia de los descendientes de Noé) y que se puso de moda a partir de la Ilustración. Y aunque hubo defensore a ultranza de la unidad del género humano como Bumenback o Douglass, otros asentaron las bases de un racismo pretendidamente científico (Bernier, Gobineuau, Galton) que dio lugar a la aparición de la eugenesia y tuvo su máxima expresión en el genocidio nazi. Ahora bien, ello no excluye la existencia de la etnias que son “grupos sociales que atienden a un origen común y ciertos rasgos compartidos como lengua, religión o cultura”.
Indica que existen distintos niveles de racismo: individual e inconsciente, del que “nadie escapa”; interpersonal, que se manifiesta en ciertas actitudes; y el institucional o legal; y denuncia la actitud de algunos que se precian de “no ver colores”, a lo que denomina “daltonismo racial”, una “teoría que considera que la mejor forma de acabar con la discriminación es tratar a todas las personas por igual, sin contemplar el grupo racial étnico al que pertenecen” porque “las únicas personas que pueden permitirse no ver colores son las blancas. “El resto de personas estaos obligadas a tener en cuenta los colores de nuestras pieles”.
Recuerda la confusión entre racismo, xenofobia y migración, que son conceptos distintos, aunque a veces confluyan y denuncia el racismo en las escuelas con actitudes de acoso hacia ciertos alumnos “diferentes”, del mismo modo que también el que llama “antirracismo performático” o “activismo teatral”, poco o nada eficaz, así como la “apropiación cultural”, manifestación de la supremacía blanca que conlleva la “adopción o uso de elementos culturales por miembros de otra cultura” y que se produce cuando existe una relación colonial pasada o presente, hay banalización o burla y desprecio por los derechos individuales o colectivos.
Bela-Lobedde promueve un feminismo inclusivo porque entiende que el tradicional representa a las mujeres blancas. “La mujeres racializadas sufrimos presión no solo por el hecho de ser mueres, sino también por ser racialiazadas” por lo que “al poner el foco en el género como eje de opresión, perdemos parte de la perspectiva”. De hecho, entiende que en feminismo también se pueden producir actitudes racistas.
Todo ello le lleva a aconsejar que no alejemos de la autocomplacencia porque “tienes que se capaz de revisar tus actitudes y tus aprendizajes desde la autocrítica”.
Una cosa final. La autora propone para el Nuevo Mundo y en sustitución del topónimo América, que le parece representativo de una conquista, el de Abya Yala, que fue el nombre con que lo conocía el pueblo guna radicado a caballo entre Colombia y Panamá.
Apúntate a los boletines de Catalunyapress para recibir información de calidad y rigurosa. "Catalunyapress te informa"