La aventura americana de un chico de Badia del Vallès

Pablo-Ignacio de Dalmases
Periodista y escritor

“Nunca pude imaginar en 2013, cuando empecé a trabajar como mago y hacía bolos de pueblo en pueblo acompañado de un técnico al que no sabía si podría pagar, que diez años después sería el propietario del teatro Victoria en Barcelona, compraría otro en Estados Unidos y debutaría en Broadway. Pero al final he conseguido demostrar que «Nada es imposible» si uno se lo propone con voluntad”. Así lo confesaba Antonio Díaz, un hombre intrépido nacido en la población periférica barcelonesa de Badia del Vallès y que ha alcanzado la gloria artística en plena juventud tras haber protagonizado más de dos mil funciones teatrales y vender 2’8 millones de localidades, lo que le ha convertido en el artista español y el ilusionista europeo más taquillero .Y ello ha sido posible porque “El Mago Pop”, que tal es su nombre artístico, ha elevado el ilusionismo, un género parateatral estimable pero que ha solido tener una función vicaria, en un espectáculo global y completo. Nacido en 1986, el niño Antonio quedó seducido por el universo de la magia. No tuvo que esperar a que los Reyes Magos le trajeran una de aquellas inefables cajas de Magia Borrás, porque durante todo el año y cuando salía del colegio, fue propio domicilio el taller en el que se forjó un artista que ha conseguido posicionarse en un lugar relevante del panorama internacional de su especialidad.

 

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Antonio Díaz


El caso es que el sueño de aquel niño no se detuvo en este punto, sino que a continuación se propuso otro envite más arriesgado: hacerse empresario. Primero, de una sala teatral barcelonesa, el teatro Victoria, cuya propiedad adquirió hace unos años, y ahora mismo de otro local en Estados Unidos, el Branson Magic Theater, situado en la ciudad de Branson, en el estado de Misuri, una población cuya importancia radica en su privilegiada situación, a distancia asequible de algunas de las mayores ciudades del país, lo que le sitúa a no más de seis horas de distancia de un target de 150 millones de personas. Esta extraordinaria condición le ha convertido en lugar óptimo para la celebración de congresos y convenciones, al punto de que en su County 76 Boulevard dispone de medio centenar de teatros que ofrecen cien espectáculos simultáneos y a los que acuden anualmente más de diez millones de espectadores. Unos datos que sobrepasan los del mismo Broadway neoyorquino. Por de pronto y para tantear el terreno el 17 de agosto El Mago Pop debutará en el Ethel Barrymore Theatre de Broadway, en Nueva York, donde permanecerá durante cinco semanas para regresar seguidamente a España y reaparecer en Barcelona en octubre. Un debut que hubiera debido producirse hace un par de años, pero lo retrasó inevitablemente la pandemia.


Asentarse en Estados Unidos no es en absoluto tarea fácil y nuestro personaje ha tenido que demostrar que era capaz de algo más que manipular trucos con habilidad y disponer del capital necesario para comprar teatros. Ha debido poner en juego también su capacidad de negociación para tratar con los sindicatos del espectáculo, cuya fuerza coercitiva impone condiciones no siempre fáciles de asumir y/o sortear. Pero establecerse al otro lado del Atlántico, dice, “es mi sueño profesional y por eso puedo decir que estoy viviendo un día muy feliz al poder anunciarlo”. 


Como igualmente feliz fue el día en que este artista, que logró asombrar con su magia a personas de la categoría de Stephen Hawking, Antonio Banderas, Shakira, Javier Bardem, Arnold Schwarzenegger, Victoria Beckam o Eva Longoria, fue profeta en su tierra y pudo asistir al homenaje que se le rindió en Badia del Vallès al imponer su nombre al auditorio de su ciudad natal. Lo dicho: «Nada es imposible». Ni sobre un escenario, ni por lo que se ve en el mundo de los negocios. Al menos para Antonio Díaz, El Mago Pop.




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