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La huelga de seis trabajadoras del Servicio de Atención Domiciliaria del Ayuntamiento de Marinaleda, está encendiendo el ánimo de los vecinos y el líder del SAT andaluz, Diego Cañamero ha salido al rescate de su alcalde y amigo, Sánchez Gordillo.
La huelga de seis trabajadoras del Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) del Ayuntamiento de Marinaleda, está encendiendo el ánimo de los vecinos y el líder del SAT andaluz, Diego Cañamero ha salido al rescate de su alcalde y amigo, Sánchez Gordillo.
El Ayuntamiento de Marinaleda se ha negado a ofrecer su versión de los hechos y se niega a dialogar con las trabajadoras ni con el sindicato CGT que las representa. Su alcalde Sánchez Gordillo y el SAT no quieren que otro sindicato entre en este pueblo andaluz y le revienten su monopolio.
Diego Cañamero, en su intervención ante los vecinos de Marinaleda acusó a la CGT de querer “reventar Marinaleda” y bailarle el agua a la “prensa fascista” y el SAT ha roto oficialmente relaciones con la CGT por este conflicto abierto.
Diego Rodríguez es secretario de Acción Sindical de CGT en Andalucía explica que “El SAT nos llamó en su día y nos dijo ‘Marinaleda somos nosotros y nosotros somos Marinaleda'. Lo triste es que Cañamero, en su mensaje en tono de conflicto cuasi armado, no hiciera mención a las condiciones de las trabajadoras. Llamar al pueblo de Marinaleda para que se levante contra las traidoras es una bestialidad, que un sindicato defienda a la patronal, que es el ayuntamiento, y eche a la gente contra unas trabajadoras no tiene nombre. Además que el SAT no tiene ningún papel en este conflicto”.
El SAT está viviendo un proceso de desafección parecido al de Sánchez Gordillo. Muchos simpatizantes del sindicato no entienden por qué estas trabajadoras son fascistas y mezquinas por defender sus derechos laborales, y por qué el ayuntamiento se niega a negociar con ellas. Algunos vecinos hablan en privado que el sindicato habría coaccionado a 14 trabajadoras de la bolsa de empleo de ayuda a domicilio de Marinaleda para que firmaran un documento criticando a sus compañeras en huelga bajo amenaza de no llamarlas más. Muchas de esas supuestas 14 firmantes han llegado a reconocer en privado que firmaron coaccionadas, aun estando en contra de lo que el documento decía, porque si no lo hacían sufrirían las famosas ‘tinieblas' y no volverían a trabajar”.
Cuando los que violan los derechos elementales son colegas, ahora toca reprimir y machacar
Y remató en el mismo escrito: “Es muy triste lo que está pasando. Toda la vida apoyando al trabajador, al obrero, al de abajo, y cuando los que violan los derechos elementales son colegas, ahora toca reprimir y machacar a estos trabajadores, acosarlos y destruirlos”.
Las huelguistas aseguran que mantendrán su parón cada miércoles hasta que el alcade de Marinaleda, Sánchez Gordillo, las escuche o se resuelva la denuncia que han interpuesto contra el ayuntamiento mientras éste cubre el 100% de los puestos de trabajo en huelga con personal de la bolsa de empleo algo que viola la Ley de Libertad Sindical y contempla sanciones muy duras para quién lo haga.
LO QUE PIDEN LAS TRABAJADORAS DEL SAD DE MARINALEDA
Desde hace quince días las trabajadoras en huelga del SAD reciben insultos y denuncias judiciales por reclamar sus derechos. Seis trabajadoras municipales se han declararo en huelga por abuso laboral.
Ellas piden que se les reconozcan la antigüedad, les den vacaciones y les dejen conciliar tras 20 años trabajando para el ayuntamiento . Las trabajadoras cobran menos de 1.000 euros en contratos de diez meses, algo que les impide generar antigüedad o disfrutar de vacaciones.
Y aunque estan aterradas van a mantener la huelga . Se llaman Mari Cruz, Conchi, Mari Carmen, Isa, Ana y María José no pueden más y por eso han ido a la huelga. Tienen entre 38 y 53 años y han decidido plantar cara y defender sus derechos.
Han llevado al Ayuntamiento de Marinaleda (Sevilla), dirigido desde 1979 por el histórico líder jornalero Juan Manuel Sánchez Gordillo (Candidatura Unitaria de Trabajadores), hasta los tribunales porque sus condiciones de trabajo han sido modificadas de forma "unilateral y arbitrariamente" desde el pasado 1 de agosto.
Según lo entienden ellas con los nuevos turnos y horarios no pueden conciliar la vida familiar y laboral, no se les viene reconociendo la antiguedad pese a llevar muchos años trabajando consecutivamente y se les ha fijado "condiciones laborales inferiores" a las fijadas en el Estatuto Básico del Empleado Público.
Las trabajadoras, que ostentan distintas responsabilidades en la sección sindical de CGT, creada a primeros del pasado mes de julio, también han interpuesto una denuncia contra el Ayuntamiento ante la Inspección de Trabajo "por incumplimientos de normas laborales y fraude en la contratación" .
En un escrito dirigido a las trabajadores a finales de este agosto, el propio Sánchez Gordillo trasladó su "extrañeza inusitada" por que "se convoquen acciones una vez iniciado el proceso negociador", que son "legtimas pero infundadas y a destiempo", argumentando que la nueva organización del servicio exige turnos partidos y que las jornadas han pasado a 37,5 horas "como la ley exige".
"Nunca hemos tenido vacaciones", indica Conchi, que lleva 23 años trabajando en ayuda a domicilio en el pueblo. El Ayuntamiento las apuntaba al desempleo en verano para después volver a contratarlas, denuncian. "Esto es 'o lo tomas o lo dejas'. Llevo desde 2012 intentando tomarme algo de vacaciones, pero si estando en el SAE me llaman de La Roda para trabajar en verano no puedo decir que no", explica Ana.
"La antigüedad la tienen a cero", explica Miguel Montenegro, secretario general de CGT Andalucía, que denuncia "el trato a un colectivo tan feminizado".
En 2010 hicieron un intento de reivindicar su situación, sobre todo en lo relativo a esa "ausencia de vacaciones" que "sí vienen contempladas en nuestros contratos", pero entonces "había mucho miedo". En 2012, Conchi apunta que echó "un pulso" al Ayuntamiento, peo sin éxito. "Yo no me podía permitir estar tres meses sin trabajar y tenía que buscarme otra cosa", recuerda una de ellas. "El descanso también es necesario", comenta Conchi, la más veterana.
La mayoría son madres o tienen sus propios depenientes en casa, y cuentan con una experiencia media de 15-20 años cada una en el servicio. Se sienten "damnificadas" y aspiran a que "el alcalde que proclama los derechos del trabajador también defienda los nuestros".
Las trabajadoras consideran que se debía haber consensuado con la plantilla los turnos y horarios de las trabajadoras, en los que se respetaran las 35 horas semanales, los descansos semanales y entre jornadas, los treinta minutos para el desayuno y los tiempos de desplazamiento entre usuarios de cara a no mermar su derecho al tiempo mínimo de atención que tienen concedido por las administraciones para salvaguardar tanto los derechos de las trabajadoras del servicio como respetar íntegramente las prestaciones sociales de las personas dependientes.
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