“Adictos”: el privilegio de reencontrarse con Lola Herrera (Goya)
Reseña de la obra que se puede ver en Barcelona hasta el 4 de junio
Se ha dicho que el teatro español, y por ende el mundo del espectáculo en su conjunto, ha dado a lo largo de la última centuria un inmejorable elenco de actrices. Y sin desmerecer la valía de sus congéneres masculinos, hay que decir que escenarios y pantallas han gozado de la presencia de intérpretes femeninos no solo extraordinarios sino, además, longevos. Buena prueba de ello son dos figuras eximias como Concha Velasco y Lola Herrera, unidas por algunas coincidencias. La primera, su origen común, pues ambas son pucelanas. La segunda, que han culminado su larga y exitosa carrera artística interpretando obras escritas por alguno de sus hijos. Y la tercera, su asombrosa longevidad con plena operatividad interpretativa. Si a Velasco pudimos verla con ochentaytantos años en el teatro Borrás poco antes de que estallara la pandemia, a Lola Herrera tenemos el privilegio de reencontrarla ahora mismo en el teatro Goya en el tramo final de esa misma década.
Lola ha conseguido liberarse de la servidumbre de interpretar el monólogo “Cinco horas con Mario”, versión teatral de la obra de Delibes en la que encarnó a la figura de la mujer de un catedrático de instituto que, recién fallecido su marido, vela sus restos recordando la vida en común y lo ha hecho para convertirse ahora en Estela Anderson, una científica enfrentada a un problema tan grave y actual como el de la manipulación informativa.
Daniel Dicenta Herrera -su hijo- y Juanma Moreno han escrito una comedia dramática de tres personajes que plantea una serie de interrogantes en absoluto banales: ¿hasta qué punto estamos sometidos por la tecnología? ¿somos realmente libres? ¿qué tipo de sociedad hemos construido? ¿qué panorama nos plantea el futuro más cercano? “realmente nos merecemos el calificativo de «seres humanos»? Cuestiones que merecerían respuestas mucho más complejas de lo que permiten los ochenta minutos que dura este texto dramático, pero cuyo tratamiento, con las limitaciones propias de un texto dramático, no desmerece en absoluto el interés de “Adictos”.
Como suele ocurrir con harta frecuencia en el teatro, más allá de la obra propiamente dicha el mayor interés de esta función radica justamente en su protagonista que, como hemos dicho es una actriz a punto de alcanzar los 88 años (los cumplirá el 30 de junio) y que se sigue moviendo por el escenario con absoluta soltura, interpretando su personaje con plena convicción y, dato muy importante en estos tiempos en que muchos artistas hablan en susurros casi inaudibles, “diciendo” el texto de forma impecablemente inteligible. ¡Bravo por Lola Herrera! A la que acompañan Lola Baldrich y Ana Labordeta y a todas las cuales ha dirigido otra actriz, Magüi Mira por lo que la puesta en escena de “Adictos” ha sido una tarea completa y enteramente femenina, lo que nos invita a proclamar un segundo y aún más rotundo bravo.
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