Queremos lectores informados. ¿Y tú?
Apúntate a los boletines de Catalunyapress para recibir información de calidad y rigurosa. "Catalunyapress te informa"
Reseña del estreno que cuenta con un reparto de lujo con Octavi Pujades, Miriam Tortosa, Roger Cantos y Cristina Dilla
Tanto la literatura como el teatro son vasos comunicantes y el hecho de un autor beba o se inspire en otro no es en absoluto infrecuente. Se ha dicho incluso que los escritores son tributarios de los libros que han leído y lo mismo cabría decir de los autores dramáticos, que lo son la de las obras que han visto o conocen. Por esto Miquel Murga no tiene inconveniente alguno en reconocer que, a la hora de escribir “El joc de la veritat”, se inspiró en el concepto de verdad y mentira sobre el que escribió Florian Zeller, uno de los autores franceses, con Yasmina Reza, más leídos o representados. Y lo ha hecho para pergeñar una comedia de enredo, casi un vodevil, porque sigue las pautas que identifican este género considerado menor pero que tanta aceptación tuvo en los escenarios barceloneses del siglo anterior, y del que fue intérprete celebrado Josep Santpere, el padre de Mary Santpere, cuyos paseos por el escenario en calzoncillos largos recuerdan las crónicas de su tiempo. Del mismo modo que más tarde yo mismo pude comprobar la desenvoltura con que se movía frente al público en obras de este tipo una Josefina Güell vestida con la sucinta ropa interior que le permitía la censura.
Dice Murga que “este juego de la verdad nació a partir de los conceptos de verdad y mentira utilizados por Zeller en algunas de sus comedias, porque si bien es cierto que dicho autor carga toda la fuerza y responsabilidad de estos conceptos en un solo personaje, en mi propuesta reparto el enredo entre todos ellos con el fin de constatar cómo cada uno de ellos va encontrando salida, a su manera, a sus propias mentiras… o verdades sin darse casi cuenta de hasta donde llega la «tragedia» de su realidad”.
En la puesta en escena de “El joc de la veritat” que el propio Murga ha dirigido en el teatro Gaudí no hay puertas por las que los protagonistas puedan entrar y salir para dar pábulo a los enredos amorosos -como era preceptivo en los vodeviles canónicos- y en realidad tampoco son necesarias porque existen forillos que cumplen esta función y además el espacio escénico central permite jugar con la concatenación sucesiva de escenas en situaciones diferentes.
No hace falta decir nada más para colegir que “El joc de la veritat” es, además, una comedia “de parejas” por lo que su reparto no excede de cuatro personajes que interpretan Octavi Pujades, Miriam Tortosa, Roger Cantos y Cristina Dilla. Lo hacen con el ritmo propio de una obra de este tenor, lo que exige un movimiento escénico sumamente dinámico, un cambio constante de situación y de actitudes, y… un repetido proceso de vestirse o desvestirse, aparecer en gayumbos -ellos- o lencería fina -ellas-, meterse en la cama con alguien -la cama de matrimonio es un elemento indispensable en la escenografía- o tratar de buscar la forma de ocultar una situación comprometida. Un ritmo endiablado pero que mantienen muy sostenidamente y que hace que “El joc de la veritat” sea una obra muy divertida. Que pase o no la historia del teatro es otra cuestión, en realidad irrelevante.
Apúntate a los boletines de Catalunyapress para recibir información de calidad y rigurosa. "Catalunyapress te informa"