Rumanía vive unas elecciones presidenciales de incertidumbre y sospechas de injerencia rusa
Rumanía vive este domingo unas elecciones presidenciales de alto voltaje político e intenso interés internacional. A las 7:00 de la mañana (hora local), los colegios electorales reabrieron sus puertas apenas cinco meses después de que la primera vuelta fuera cancelada en medio de un escándalo que sacudió los cimientos democráticos del país: presuntas interferencias rusas, protestas, y la exclusión del favorito.
Ahora, once candidatos compiten por una presidencia que, aunque de carácter principalmente ceremonial, desempeña un papel crucial en política exterior en un país clave para la OTAN y la Unión Europea, especialmente tras la invasión rusa de la vecina Ucrania.
George Simion, el ascenso imparable del nacionalismo
En el centro de esta nueva votación está George Simion, líder del partido ultranacionalista AUR (Alianza para la Unión de los Rumanos), quien lidera las encuestas con un 30% de apoyo. Carismático, polémico y con fuerte presencia en redes sociales como TikTok, Simion ha logrado capitalizar el descontento de una parte de la población frustrada por la situación económica, la corrupción institucional y las decisiones judiciales.
Simion no solo hereda el espacio electoral dejado por Calin Georgescu, el candidato anti-OTAN y crítico con la UE que lideró la primera vuelta anulada en noviembre, sino también parte de su retórica incendiaria. Georgescu fue excluido por el Tribunal Constitucional por sus supuestos vínculos con Moscú. Aunque no ha apoyado formalmente a Simion, sí ha dejado clara su simpatía por él, mientras es investigado por la Fiscalía por incitación a la violencia tras declarar que quería “despellejar vivos y en público” a los responsables del que calificó como “golpe de Estado” electoral.
Una campaña tensa, redes encendidas y desconfianza generalizada
Esta repetición electoral está marcada por una creciente ira social, desilusión y un número significativo de votantes indecisos. La campaña ha sido intensa en redes sociales, con discursos nacionalistas, teorías de conspiración y acusaciones constantes contra Bruselas, a quien Simion culpa —sin pruebas— de haber manipulado el proceso electoral.
El líder ultraderechista, de 38 años, niega cualquier alineación con Moscú, pero aboga por reducir la ayuda a los refugiados ucranianos y rechaza enviar apoyo militar a Ucrania. Promete, en cambio, “recuperar la dignidad de Rumanía”, a su juicio, “despreciada por los burócratas de Bruselas”.
Un país en una encrucijada geopolítica
Rumanía, con 19 millones de habitantes y una frontera directa con Ucrania, se ha convertido en un bastión estratégico para la OTAN y la UE en el flanco oriental europeo. El resultado de estas elecciones podría alterar su rol en el escenario geopolítico y su relación con Occidente, en un momento de máxima tensión en la región.
Lo que está en juego no es solo la presidencia: es la estabilidad democrática y el rumbo internacional de uno de los países clave del sudeste europeo.
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