La escritora marroquí Salma el Moumni debuta exitosamente con “Adiós, Tánger”
El reflejo de las contradicciones sicológicas, culturales y sentimentales de una joven marroquí de cultura francesa con la que su autora obtuvo el premio France Culture des étudiants en 2023
Vivir a caballo entre dos universos culturales es todo un reto lleno que no resulta fácil de digerir. Pero si a ello se unen circunstancias personales de carácter familiar y de orden íntimo que afectan a la misma identidad sexual de la persona, la situación resulta mucho más compleja. Una miríada de elementos que confluyen en Alia, la protagonista de “Adiós, Tánger” (Sextopiso), novela que constituye el exitoso debut literario de la escritora marroquí Salma el Moumni, porque le ha valido obtener el premio France Culture des étudiants en 2023 e incluso clasificarse como finalista en el premio Médicis.
Acaso con elementos no exentos de ramalazos autobiográficos -qué novela no lo tiene, aunque sea muy subliminalmente- la protagonista es una joven que se debate por la dicotomía producida a causa de su pertenencia a dos culturas. Educada en un el contexto de un sistema educativo francés, su universo cultural se mueve entre Moliére, Jacques Brel y Feiruz y, por tanto en la dificultad, si no la imposibilidad, de tratar de compaginarlos. Lo mismo que debe hacer en el orden de sus relaciones personales y familiares, con un padre que es la única persona que le da miedo y de la que siente próxima y distante a la vez porque “siempre ha mantenido el control, siempre rehuyó la efusividad”, al punto de que nunca le vio besar a su madre y ni tan siquiera darse la mano. No es extraño que en cierta ocasión su progenitora le aconsejase “nunca te cases con un árabe”.
Pero Alia tiene también que enfrentarse a otras contradicciones a causa de propia sexualidad. Incierta y próxima a la bisexualidad. Que busca el cuerpo de su compañero Quentin, pero se siente próxima a la liberada Safía, que se debate en la fantasía de haber querido ser chico, de confesarse a sí misma que odia su propio cuerpo cuando su madre la lleva al hammam y que piensa que su problema es el de una verdadera disociación corporal. Quizá sean estas circunstancias las que le lleven a caer en la trampa de haberse dejado hacer una fotos eróticas que rápidamente se difunden por las redes marcándola de por vida en una sociedad tradicional e hipócrita como la marroquí. “Desde entonces han cambiado muchas cosas. Acabaste marchándote para rehuir el escándalo (para el deshonor ya era demasiado tarde), te mudaste a Lyon, intentaste ser otra persona. La ira pervivió tal cual, te parapetaste en ella y odiaste tu cuerpo porque Quentin -su primer novio, francés- lo había embrutecido a través de sus palabras, sus insultos, sus fantasías, sus falsos cumplidos a través de su venganza atroz”.
“Tu vida en Francia se resume en tratar de no parecer árabe al mismo tiempo que te desmarcas… la única forma en que se manifiesta es en la piel… ya no eras marroquí, sino del extrarradio”. Le resulta imposible superar la condición de beurette, de francesa de familia magrebí,”desfasada entre el aquí y el allá, que nunca terminan de fusionarse del todo”, al punto que convencerse de que “no puedes seguir viviendo en el intersticio entre estos dos mundos”. Una terrible disfunción que puede provocar el deseo de recuperar los paisajes y las gentes de tu infancia cuando ya algunos han muerto o desaparecido y otros, como Ilías, su otro amor, tiene ya su propia mujer.
“Adiós Tánger” es una introspección vívida en la intimidad de una vida atormentada que busca la liberación en la escritura: “Recopilaste y apuntaste todos esos recuerdos en un cuaderno, pero conservarlo te asusta tanto como las fotos. Me atrevo a dar una explicación: cuando se ha traicionado, escribir es el último recurso. Vives la escritura como una infidelidad. Por esa razón, tu vida el Lyon te serenó, por triste que fuera: allí no eras más que un nombre de pila. Solo eras tú, amputada de tu árbol genealógico, que todos desconocían… A partir de ahora, tu nombre y tu apellido serían inseparables. Sin embargo, para todos seguirá siendo invisible una parte de la vida de Alia, la que pasaste en el campo, en tu país, junto a una familia de la que hoy ignoras todo”.
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