Alerta: crece en España la tolerancia hacia sistemas políticos autoritarios

La democracia sigue siendo, para la mayoría de los españoles, el sistema político preferido.

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Según el estudio "Calidad de la Democracia (III)" elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), un 79,2% de los encuestados considera que la democracia es mejor que cualquier otra forma de gobierno. Este dato confirma un respaldo amplio al marco institucional vigente, aunque no exento de matices que revelan señales de alerta.

Uno de los más llamativos es el aumento de tolerancia hacia modelos no democráticos

 

Según el mismo estudio, un 8,6% de la población afirma que, en determinadas circunstancias, un régimen autoritario podría ser preferible a la democracia. A este grupo se suma un 9,9% que declara indiferencia entre un sistema democrático o uno autoritario, lo que eleva a casi uno de cada cinco ciudadanos el porcentaje de quienes no muestran una adhesión plena a los valores democráticos.

El respaldo a la democracia es significativamente mayor en la izquierda del espectro ideológico. En los niveles más bajos de autoubicación ideológica (1 a 3), el apoyo alcanza cifras superiores al 90%. En cambio, a medida que se avanza hacia posiciones más conservadoras, el entusiasmo decrece: entre quienes se ubican en el nivel 10 (extrema derecha), el apoyo cae al 65,2%, y el porcentaje que considera aceptable un régimen autoritario sube al 21,8%. Este patrón sugiere una fractura ideológica en la concepción del sistema democrático.

Estos datos se producen en un contexto de fuerte polarización política, desgaste institucional y desconfianza hacia los partidos y el Parlamento, instituciones que amplios sectores de la población perciben como ineficaces o alejadas de sus necesidades. La combinación de inestabilidad política, escándalos de corrupción y dificultades económicas ha erosionado la fe en la capacidad del sistema para ofrecer soluciones reales.

 

El auge de discursos populistas cuestiona la eficacia del modelo democrático liberal

Además, el auge de discursos populistas, tanto desde la derecha como desde la izquierda, ha favorecido una narrativa que cuestiona la eficacia del modelo democrático liberal. Las promesas de orden, eficacia o mano dura ganan terreno especialmente entre quienes se sienten desprotegidos o ignorados por las instituciones. Este fenómeno, lejos de ser exclusivo de España, se observa también en otras democracias occidentales, donde la nostalgia por "tiempos mejores" o líderes fuertes gana terreno.

Ante este panorama, los expertos advierten sobre la necesidad de reforzar la cultura democrática, especialmente entre los más jóvenes, y de renovar los mecanismos de representación, participación y rendición de cuentas. La democracia, como sistema imperfecto pero perfectible, necesita no solo ser defendida en abstracto, sino percibida como útil, justa y abierta. De lo contrario, el riesgo de que los valores democráticos se debiliten ante propuestas autoritarias seguirá creciendo.

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