Estudian por placer, no por trabajo: el fenómeno que está cambiando cómo envejecemos
Suelen escoger carreras de Humanidades y la UOC y la UB como universidades
Una generación rompe estigmas y demuestra que nunca es tarde para aprender: “Buscan carreras que les hacen felices”, afirman desde el Consell Interuniversitari de Catalunya.
En un fenómeno que revela profundas transformaciones sociales, 314 personas mayores de 65 años están matriculadas en grados universitarios oficiales en Catalunya durante el curso 2023-2024, según datos de la Conselleria de Investigación y Universidades de la Generalitat. La cifra, que incluye centros públicos y privados, supone un récord histórico en una tendencia ascendente que comenzó en el curso 2008-2009, cuando apenas había 8 estudiantes de esta franja de edad en las universidades catalanas.
Desde entonces, el crecimiento ha sido constante: 157 estudiantes en 2013-2014, 250 en 2018-2019, y una recuperación sostenida tras un leve descenso en 2019. En total, desde 2008 se han matriculado 2.541 mayores de 65 años en estudios universitarios oficiales.
Este auge tiene profundas implicaciones sociales. Para Mercè Puig, secretaria general del Consell Interuniversitari de Catalunya (CIC), estas personas representan una nueva forma de envejecer, en la que la jubilación se convierte en una oportunidad para retomar sueños académicos postergados. “La gente llega mejor a los 65 años: con mejor salud, con más estabilidad económica y con más tiempo para sí mismos”, explica. Y añade: “Aprovechan este momento para hacer aquellos estudios que no pudieron hacer antes. No estudian por obligación, sino por vocación. Buscan carreras que les hacen felices.”
La motivación no es laboral ni estratégica, sino puramente vital. Muchos de estos estudiantes ya cursaron una carrera en el pasado y hoy vuelven a las aulas como parte de un proyecto personal y emocional. Se trata de un retorno libre, sin la presión del mercado, que tiene como principal motor la curiosidad, el deseo de aprender y el placer del conocimiento.
Humanidades: el refugio del saber
Este regreso académico tiene un claro patrón: las Humanidades son la rama preferida por el 58% de los mayores de 65 años. Historia e Historia del Arte lideran el interés (91 matriculados), seguidas por Filosofía, Arqueología (13), Arte y Bellas Artes (21), Humanidades (31) y Filologías (25). En el ámbito de las Ciencias Sociales, destacan Derecho (34 estudiantes), Psicología (22) y Antropología (21).
La UOC y la UB, referentes
La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) se erige como el principal centro de acogida, con 159 estudiantes mayores de 65 años —el 50,6% del total—, gracias a su modelo en línea, que permite estudiar desde casa con flexibilidad. Le sigue la Universitat de Barcelona (UB) con 105 estudiantes senior, especialmente en sus campus del Raval y la central, donde la convivencia intergeneracional es ya una realidad palpable.
Para Maria Soler, decana de la Facultad de Geografía e Historia de la UB, el fenómeno tiene un valor incalculable: “Vuelven a estudiar por placer y como reto personal. Su presencia enriquece el ambiente académico, crea un intercambio intergeneracional valiosísimo y, además, les mantiene activos y les rejuvenece.”
Un nuevo paradigma de envejecimiento
Esta ola de universitarios mayores representa una transformación cultural profunda: rompe el mito de que la universidad es solo para los jóvenes, cuestiona la edad como límite para el aprendizaje y redefine la idea de jubilación.
Lo que empezó como una excepción es hoy una tendencia con fuerza social. Y más que un dato académico, es una declaración de principios: el saber no tiene edad. En Catalunya, cientos de personas mayores de 65 años están demostrando que, cuando se estudia por placer, la universidad puede ser también una forma de vivir mejor.
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