Fue en 1998 cuando la empresa japonesa Sony presentó por primera vez un prototipo de Aibo, la primera mascota robótica del mundo.
Los diseños posteriores se hicieron más sofisticados, provocando una revolución tecnológica que introdujo en los hogares de todo el mundo a estos perros robot.
Sony dejó de fabricar el Aibo en 2006. A partir de este momento, la compañía de reparación A-Fun Co. las mantuvo vivas.
Así que la gente envió a sus perros destartalados como 'donantes' de piezas para otros Aibo. La compañía quiso tener un gesto para honrarlos: funerales para perros robot.
"Nos gustaría devolver las almas a los propietarios y hacer del robot una máquina para utilizar sus piezas", dice Nobuyuki Norimatsu, CEO de A-Fun. "No usamos partes antes de celebrar un funeral para ellos."
Fue en el Templo budista de Kofukuji, de 450 años de antigüedad, situado cerca del famoso Parque Nara, poblado de ciervos, dondese rindió homenaje a los robots 'difuntos' compañeros, encendiendo incienso y rezando por la transición segura de las almas difuntas.
El 'Japan Times' estima que unos 800 mascotas robot han sido honradas de manera similar en el pasado.
Pero no todo está perdido: a finales del año pasado, la empresa presentó un nuevo modelo equipado con una cámara en la nariz y una serie de habilidades preaprendidas.