Edgar A. Poe -acaso el mayor genio literario de los Estados Unidos- fue expulsado de la Universidad de Virginia por bebedor y jugador, pero todavía hoy es el más ilustre de sus antiguos alumnos. Quien llegaría a ser maestro del relato corto, enigmático y detectivesco, había sido un excelente estudiante en lenguas clásicas, matemáticas y francés. Murió en 1849, tras vivir sólo 40 años. Ramón Gómez de la Serna le dedicó un largo análisis, donde lo calificaba de insobornable (“era su sueño y él”) y señalaba que inauguró la miseria del artista en América al dedicarse a escritor profesional.
Poe era terriblemente inteligente… y sensible. Al poco de morir su mujer confesó por escrito que: “soy de naturaleza demasiado sensible, nervioso en grado extraordinario… Me volví loco, con largas pausas de juicio sano… Durante esos ataques de absoluta inconsciencia, bebía… -sólo Dios sabe cuántas veces y cuánto-. Con deducción fácil, mis amigos atribuyeron mi locura a la bebida, en vez de atribuir la bebida a la locura… Ya había abandonado toda esperanza de curación permanente para mí, cuando encontré una en la muerte de mi mujer”. Al poco, intentó suicidarse y un año después murió; acaso lo consiguió. Al beber, diría Ramón, empañaba “un cristal del espejo en que se ve uno y el mundo” y, exaltado y entumecido de cuerpo y de espíritu, acabaría convertido en un “muñeco desesperado”.
Doce años menor que él, Charles Baudelaire le admiraba y lo tradujo, opinaba que “quería huir de todas sus amarguras hundiéndose en el fondo negro de la borrachera como en una tumba preparatoria”.
El autor de ‘Les Fleurs du mal’, próximo a Poe en sus torturadas evasiones, lo veía como un hombre de facultades superagudizadas, un personaje cuya mirada se clavaba “sobre objetos que se agrandan a medida que él los mira”.
Para acabar hoy, escuchemos al propio Poe: “La experiencia ha demostrado, y lo probará siempre la verdadera filosofía, que una parte muy importante de la verdad, tal vez la mayor, surge de elementos en apariencia no relacionados con el asunto”. Silencio, amigos.