La nieve es blanca. O al menos debería serlo. Pero en zonas contaminadas, como la región minera de Kuznetsk (o Kuzbass), en Siberia, ciudades como Kiselyovsk, están teñidas con nieve negra.
Esto se debe a que hay muchas minas de carbón a cielo abierto que tienen consecuencias desastrosas para la salud de los habitantes.
"Rusia es un país de extraordinaria belleza natural y diversidad. Pero la falta total de regulación ambiental es un efecto devastador para los residentes de Kuzbass, donde anoche cayó nieve negra", advirtió la ONG Centro Jodorkovsky en Twitter.
"Es más difícil encontrar nieve blanca que nieve negra durante el invierno", dijo Vladimir Slivyak, de la organización ecologista Ecodefense a 'The Guardian'. "Hay mucho polvo de carbón en el aire todo el tiempo. Cuando la nieve cae, se vuelve visible. No se ve el resto del año, pero sigue ahí.
Los ecologistas explicaron al diario británico que los problemas ambientales se ven agravados por la práctica de depositar carbón en vagones de tren al aire libre, con el viento y la lluvia depositando polvo en ciudades y ríos a lo largo de los ferrocarriles. El polvo contiene metales pesados nocivos como el arsénico o el mercurio.
Los habitantes sienten los efectos de este polvo tóxico: la esperanza de vida es inferior a la media nacional rusa de tres a cuatro años. Las tasas de cáncer, parálisis cerebral y tuberculosis en la región de Kuzbass están por encima de la media nacional.
En San Petersburgo, otra fuente de contaminación volvió la nieve azul y violeta en 2017.
En ese momento, el centro hidrometeorológico del país dijo que el color de la nieve podría haber sido causado por fugas de cobalto o azul de metileno.
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