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John Kenedy y Nikita Kruschev fueron los que idearon este teléfono rojo. Un teléfono que pasaba por cable por varios países y que comunicaba directamente la Casa Blanca con el Kremlin. Un teléfono que estaba pensando para que fueran más fluidas las comunicaciones y preservar la frágil paz.
El teléfono era una línea directa entre Washington y Moscú. Esta línea garantizaba rapidez y efectividad, ya que podía tener a los dos líderes mundiales frente a frente. La línea tenía un recorrido curioso pues iba desde Washington a Londres, de aquí a Copenhage, pasaba por Estocolmo, Helsinki y llegaba a Moscú.
La creación de este teléfono se dio gracias a que Kenedy y Khruschev querían tener lazos personales y evitar a sus respectivos cancilleres. El segundo motivo de esta creación fue para evitar una guerra nuclear en caso de que hubiera algún error humano en traducción o interpretación de algún mensaje.
Sin embargo, casi estalla una guerra nuclear por un evitable error humano. Los 'halcones' americanos plantearon la posibilidad de borrar Cuba de la Tierra, así que el descubrimiento de armas nucleares apuntaba directamente a Estados Unidos.
EL TELÉFONO ROJO
Los mensajes que se enviaban en aquella época llegaban con en un idioma y había que traducirlos o descifrarlos en caso de que llegaran cifrados. El instante decisivo del conflicto de Cuba, llegó cuando el Kruschev, primer soviético, envió un mensaje urgente y dio instrucciones de que el texto en inglés fuera transmitido inmediatamente por radio.
Las embajadas tenían prohibido instalar aquellas enormes antenas de radiocomunicación para que nadie pudiera escuchar sus mensajes.
El primer mensaje del teléfono rojo fue de comprobación, pero los rusos tardaron en comprenderlo. Después de todo el lío para poder montarlo, Kenedy y Khruschev jamás llegaron a usarlo. Posteriormente, el teléfono rojo pasó a tener dos canales de comunicación.
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