Jungmann sobre la seguridad de los Juegos Olímpicos de Río: "Brasil es pacífico pero tiene como contraatacar"

La CIA y el Mossad se suman al gigantesco operativo de seguridad, que protegerá a Brasil de cualquier potencial ataque terrorista durante las Olimpiadas.

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Juegosolimpicos 2

 

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Brasil se convertirá en un fortín durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La misión principal es desarmar un potencial ataque terrorista, que tiña de tragedia el internacional evento deportivo. El Gobierno ha aumentado la participación de las FF.AA. de 35.000 a 41.000 efectivos, por petición del gobernador fluminense Francisco Dornelles. La mitad de ellos se destinarán a Río de Janeiro, mientras que el resto se repartirán entre San Pablo, Brasilia, Manos y Belo Horizonte.


Miles de los 10.000 deportistas que estarán en la capital carioca integran delegaciones “sensible” a potenciales atentados, por lo que las tropas se dedicarán especialmente su protección. El ministro de Defensa, Raúl Jungmann, asegura que los efectivos que han destacado “son suficientes para dar cuenta del esfuerzo de defensa y seguridad de Río. Ya tenemos 6.000 paracaidistas en esa ciudad. A partir de la semana próxima, el contingente aumentará a 21.000 hombres”.


Por su parte, el ministro del Gabinete de Seguridad Institucional, general Sergio Etchegoyen, quiso remarcar que cuentan con grandes ayudas para poder llevar a cabo todo este dispositivo: “Es fundamental el nivel de cooperación que tenemos con las agencias internacionales para estas Olimpíadas”, refiriéndose a la CIA y al Mossad. “Ellos conocen el modus operandi del terrorismo y de su parte hemos logrado una nivel de cooperación impresionante”, señaló Etchegoyen.


Jungmann también explicó que el aumento del personal fue una petición del gobernador fluminense Francisco Dornelles, quien a finales del mes pasado pidió un refuerzo de 900 millones de dólares para poder cubrir todos los sueldos. Al parecer, algunas remuneraciones pendientes, provocaron que los agentes policiales protestaran recibiendo a los turistas en el desembarque internacional del aeropuerto Tom Jobim (el Galeao) bajo el lema “Bienvenidos al infierno de las Olimpíadas” escrito en un cartel.


El ministro de Defensa, que se vio obligado a demandar funciones no previstas para el Ejército dada la delicada situación de las fuerzas de seguridad cariocas, admitió: “Originalmente, nuestra misión era la de custodiar las infraestructuras estratégicas – en las instalaciones olímpicas--, vigilancia marítima y aeroespacial, y cuidar de potenciales ataques radiológicos o químicos. Pero tenemos también que realizar la vigilancia ostensiva. Es decir, controlar las vías de acceso al complejo olímpico y arterias estratégicas como la avenida Brasil, la Línea Amarela y la Vermelha. También, estaciones ferroviarias, terminales aéreas y rutas del litoral marítimo”.


“No podemos negar las dificultades que nos depara Río de Janeiro”, reconoció el ministro, que aseguró que en estos momentos están pasando por “el estrés previo de los grandes eventos”. “Siempre existe la impresión de que algo malo va a ocurrir; una sensación que se basa hasta en la historia previa de los juegos. Pero les quiero decir que nosotros estamos preparados: Brasil es pacífico pero tiene como contraatacar”, sentenció Jungmann. 

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