Continuando el análisis de la situación actual del país, señalamos en un artículo anterior, cuatro factores-ámbitos de los cuales podrían provenir eventos generadores de cambio que fundamente el optimismo, en medio de la incertidumbre en que vivimos.
Estos factores eran:
El económico: la escases de alimentos, de medicinas y de casi todo, unida al incremento del costo de la vida, los ingresos familiares insuficientes, la desesperación, y un eventual “default” provocan la quiebra económica.
El social: alimentado por la crisis económica y estimulado por la represión, la inseguridad y el deterioro del entramado de la sociedad, se provoca un estallido social.
El militar: el descontento en el seno de la Fuerza Armada (por el acceso al poder o los negocios, o por el quiebre de la institucionalidad), sus contradicciones ideológicas internas, o con los grupos paramilitares armados, reforzados con la presencia de los contingentes cubanos en su seno (ellos actúan y la Fuerza Armada carga con las culpas), provocan una intentona golpista.
El internacional: el apoyo de Rusia y China merma por razones geopolíticas y se fortalecen los gobiernos detractores, lo cual podría generar una presión de alto nivel (Cuba mediante) para buscar una solución negociada.
Como las cosas están evolucionando con mucha rapidez, a este análisis hay que agregar ahora, un quinto factor o ámbito de donde podrían provenir elementos transformadores. Se trata del ámbito político interno.
Diversos actores políticos, antes vinculados con el “chavismo” han comenzado a tomar distancia del régimen del Presidente Maduro. Ex-Ministros, la Ex -Defensora del Pueblo y otros dirigentes y militantes muy activos han señalado su desacuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y la forma antidemocrática y anti constitucional en que se está desarrollando el proceso.
Así mismo, se suman las críticas a la brutalidad de la represión a las marchas populares (se dice que van 81 muertos, entre ellos 3 agentes policiales; 2967 detenidos, algunos sometidos a torturas y malos tratos o pasados a tribunales militares, según sus familiares y abogados; más de 3000 heridos, 80% civiles, 20% policiales).
Un caso emblemático de estos “distanciamientos” es el de la Fiscal General de la República. Sus declaraciones acerca de la inconstitucionalidad de la convocatoria a la ANC, sobre el abuso de la fuerza de la Policía y la Guardia Nacional bolivarianas y sobre la violación de los Derechos Humanos a través de la tortura, los malos tratos y la aplicación de la justicia militar a civiles, han encendido las alarmas en el seno del gobierno.
Recientemente, La Fiscal General solicitó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) un amparo o una aclaratoria sobre la Resolución que legaliza la violación de la Constitución vigente en la convocatoria a una ANC sin aprobación del pueblo por la vía de un Referendum Consultivo.
Aunque sabemos cuál será la respuesta del TSJ (casi que podríamos redactarla nosotros mismos), lo importante ahora, es saber cuál será el paso siguiente de la Fiscal General. Desde mi punto de vista solo tiene dos opciones: a) quedarse callada y desistir o, b) dar un paso adelante y solicitar juicio contra el Ministro de la Defensa y el Presidente de la República.
La primera opción es la de mayor probabilidad, pero la segunda es posible (algo así se hizo en el pasado para destituir al Presidente Pérez). No obstante, como vivimos en medio de la incertidumbre podría haber una tercera o cuarta opción que en este momento no puedo imaginar.
Como vemos, el ámbito político interno se ha convertido en una fuente de eventos que podrían acelerar el proceso de cambio y, como dije, fundamentar el optimismo.
Amanecerá y veremos, otra vez.
(*) Dos artículos anteriores: “Venezuela: nave en rumbo de colisión” y “Venezuela: y ahora qué ? han sido publicados en Catalunyapress.es
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