El reto urbano de Barcelona: eficiencia y confort para residentes, caos y atascos para quienes vienen de fuera

Los accesos siguen siendo un drama para los que viven fuera de la ciudad de Barcelona

|
Movilidad Barcelba
La movilidad de Barcelona se enfrenta a graves retos en sus accesos Foto: Europa Press

 

El debate sobre la movilidad en Barcelona sigue más vivo que nunca. La sede de Foment del Treball acogió recientemente un debate en el que participaron la primera teniente de alcaldía y responsable de Movilidad, Transporte y Transición Ecológica del Ayuntamiento, Laia Bonet, y el presidente del RACC, Josep Mateu, bajo la moderación de la periodista Gloria Marín. Durante más de una hora, se pusieron sobre la mesa los avances logrados en los últimos años, pero también las profundas dificultades que afronta la ciudad para convertirse en un referente europeo de movilidad sostenible.

IMG 7530
Foment del Treball ha celebrado un debate para tratar los retos que enfrenta Barcelona en materia de movilidad. Foto: CatalunyaPress

 

Una ciudad en máximos de actividad y desplazamientos

Mateu abrió el debate recordando que Barcelona se encuentra en un momento de “máximos”: máxima población activa, máximo turismo, máxima actividad económica y, en consecuencia, máxima movilidad. A su juicio, la ciudad ha mejorado en aspectos como la seguridad vial, con menos accidentes y normas de circulación que se han normalizado, como las zonas 30. También destacó que Barcelona es, en general, una urbe cómoda para caminar y con un transporte público bien valorado.

Sin embargo, lanzó un aviso: la congestión en los accesos sigue siendo el gran talón de Aquiles. "El problema no es la gente de la ciudad, sino los que vienen y salen cada día", señaló. Cada jornada, más de tres millones de vehículos circulan por el área metropolitana, generando un alto porcentaje de las emisiones contaminantes y con grandes problemas en los accesos a la ciudad. 

Récord de transporte público, pero con retos pendientes

La visión de Bonet fue más optimista. La responsable municipal subrayó que el transporte público de Barcelona vive un momento histórico: en 2024 se registraron 684 millones de viajes en metro y autobús, una cifra equivalente a que toda la población de la ciudad utilizara cada día el metro. Además, los niveles de satisfacción de los usuarios se sitúan por encima del notable, un dato poco común en los servicios públicos.

El reparto modal es elocuente: un 42% de los desplazamientos en la ciudad se hacen a pie, un 34% en transporte público y solo un 13% en coche privado. El problema, reconoció Bonet, aparece en la movilidad de conexión con el resto de la metrópolis: "Los que vienen de fuera continúan entrando en coche porque no tienen alternativas igual de potentes". Unas palabras que van directamente dirigidas a la falta de fiabilidad del sistema de Rodalies.

Para mantener el buen funcionamiento interno, el Ayuntamiento apuesta por más carriles bus, ampliación de aceras y reducción progresiva de carriles de tráfico convencional. Bonet defendió que las pacificaciones urbanas han llegado para quedarse, aunque admitió que deben hacerse "de acuerdo con la realidad de cada barrio" y siempre garantizando el paso del transporte público. Nunca excluyendo al bus de los vecindarios.

Superilles, carga, descarga y vecindarios

Uno de los puntos más polémicos fue el impacto de las superilles. Para Mateu, estas transformaciones generan una mejora estética y de calidad de vida para quienes viven dentro de ellas, pero afectan negativamente a la movilidad de los barrios colindantes. Además, denunció que se han convertido en zonas problemáticas para la carga y descarga de mercancías, con furgonetas ocupando espacios diseñados para otros usos.

También alertó de la transformación social de algunos barrios: "Se va quien vivía allí y llegan personas de fuera que compran y cambian el barrio. Los locales se traspasan y la gente se va". Frente a ello, Bonet replicó que las pacificaciones no son un invento reciente, sino una política desarrollada en Barcelona desde la recuperación democrática, y que el verdadero reto está en cómo se aplican, no en si deben hacerse.

El papel de los aparcamientos disuasorios

Ambos ponentes coincidieron en que los aparcamientos disuasorios son una pieza clave para reducir la entrada de coches en la ciudad. Mateu reclamó liderazgo claro del Ayuntamiento de Barcelona para coordinar estos proyectos con la Generalitat, el Área Metropolitana y Adif, y denunció que algunos ejemplos, como el de Martorell, no han funcionado por falta de coordinación y por políticas de precios incoherentes.

Bonet respondió que el consistorio no puede financiar aparcamientos en toda la corona metropolitana, pero sí colaborar en proyectos próximos a nodos de transporte. Además, defendió que los parkings existentes en la ciudad son "un tesoro" en una urbe compacta y que deben dotarse de nuevos usos: recarga de eléctricos, distribución de última milla, servicios de renting o información digitalizada sobre la disponibilidad de plazas.

Rodalies, la gran asignatura pendiente

El debate no podía obviar el estado de las rodalies, considerado por todos como el elemento más deteriorado del sistema de transporte metropolitano. Bonet admitió que la falta de inversión durante años ha lastrado gravemente la red, aunque aseguró que ahora se están destinando más recursos y que el reto inmediato es reducir las incidencias y mejorar la información al usuario mientras duran las obras.

Mateu fue más crítico: "Ni en diez años estará solucionado. El plan 26-30 va muy mal y preocupa. El usuario no sabe lo que le viene encima", afirmó, reclamando transparencia y realismo en los plazos.

Bicicletas y patinetes: consolidación y límites

En cuanto a la movilidad ciclista, Bonet destacó que la red de carriles bici ya supera los 270 kilómetros y que el servicio de Bicing alcanzó los 100 millones de viajes, con nuevas estaciones y más bicicletas eléctricas. Además, defendió que la prioridad es garantizar la seguridad, trasladando carriles de la acera a la calzada y segregándolos.

Mateu, en cambio, cuestionó el exceso de espacio destinado a bicicletas y patinetes, cuando su uso real es mucho menor que el del transporte público. Abogó por hacerlos más seguros y conectados, pero sin sobredimensionar su papel.

Con vistas al futuro: Plan de Movilidad Urbana 2025-2030

Mirando al futuro, el presidente del RACC reclamó un consenso social y técnico para decidir qué tipo de ciudad quiere ser Barcelona, "con criterios expertos y con sostenibilidad compatible con el progreso económico".

Bonet respondió que el nuevo Plan de Movilidad Urbana 2025-2030 ya incorpora esa pluralidad de miradas, y que el objetivo es transferir 250.000 desplazamientos diarios del vehículo privado al transporte público. Para ello, será indispensable mejorar rodalies, interurbanos y aparcamientos disuasorios, además de seguir invirtiendo en metro y bus.

“Movilidad es calidad de vida”

El acto fue clausurado por la vicepresidenta de Foment, Mar Alarcón, quien recordó que la movilidad no es solo una cuestión de infraestructuras, sino de salud, calidad de vida, economía y justicia social. Reivindicó la necesidad de compatibilizar sostenibilidad y progreso: "Es imposible avanzar hacia una ciudad habitable y conectada si no hacemos compatible la movilidad con el progreso económico".

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
AHORA EN LA PORTADA
ECONOMÍA