Identifican una proteína clave en el melanoma que podría frenar su capacidad de hacer metástasis

Científicos del Centre de Regulació Genòmica descubren que la proteína eIF2A guía el movimiento de las células cancerígenas del melanoma. Manipular su actividad podría abrir nuevas vías terapéuticas para detener la expansión del cáncer.

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Centre Regulació
Imagen del Centre de Regulació Genòmica - Archivo -

 

Un equipo del Centre de Regulació Genòmica (CRG) ha identificado una proteína con un papel crucial en el comportamiento del melanoma metastásico. Se trata de la eIF2A, hasta ahora conocida por su función en situaciones de estrés celular, pero que, según este nuevo estudio publicado en Science Advances, desempeña un rol inédito: orientar el desplazamiento de las células tumorales a través del organismo.

“El melanoma necesita abrirse paso por los tejidos para colonizar otros órganos”, explica la investigadora Fátima Gebauer, autora principal del trabajo. “Manipular la eIF2A podría ser una nueva estrategia para evitar que el melanoma se libere y escampe tumores en otros lugares”.

Del estrés celular al control del movimiento tumoral

La eIF2A ya era conocida por activarse en contextos de estrés celular, facilitando la síntesis de proteínas. Sin embargo, en el melanoma, su mecanismo cambia: actúa como guía para la movilidad de las células malignas. Los investigadores trabajaron con dos líneas celulares humanas con distinto potencial metastásico, y observaron que al reducir la presencia de eIF2A, los tumores tridimensionales dejaban de expandirse y el movimiento celular se ralentizaba de forma notable.

Utilizando técnicas de biología molecular de alta precisión —comparables a un “hilo de pescar molecular”—, el equipo logró extraer eIF2A de las células y analizar sus interacciones. Gran parte de las proteínas asociadas resultaron ser componentes del centrosoma, la estructura encargada de organizar los microtúbulos que dirigen la orientación y el desplazamiento celular.

Una brújula molecular para el cáncer de piel

Uno de los hallazgos más reveladores del estudio fue que, en ausencia de eIF2A, el centrosoma —y, por tanto, la dirección del movimiento celular— se desorientaba. “La cola de la proteína actúa como un andamio, manteniendo en su sitio partes clave de la brújula celular del melanoma para que las células malignas puedan recorrer su camino fuera del tumor primario”, explica Jennifer Jungfleisch, primera autora del artículo.

En otras palabras, eIF2A es un elemento que estabiliza el sistema de navegación de la célula tumoral. Sin ella, las células cancerígenas pierden capacidad de moverse eficazmente, lo que limita su posibilidad de hacer metástasis.

Una ventana terapéutica prometedora

El descubrimiento abre nuevas posibilidades en el diseño de tratamientos contra el melanoma. Las científicas remarcan que la dependencia de eIF2A aparece solo después de que la célula ha sufrido una transformación maligna. Esto podría ofrecer una ventana terapéutica específica que afecte a las células tumorales sin dañar las sanas.

No obstante, Gebauer y su equipo subrayan que todavía se requieren estudios adicionales para entender cómo puede manipularse esta proteína en tejidos complejos y modelos animales. La investigación continúa, pero los resultados apuntan a una nueva diana potencial para frenar el cáncer de piel más agresivo.

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