El anuncio se ha hecho durante la gala de clausura del certamen, donde el jurado ha decidido reconocer con el máximo galardón una película que no solo destaca por su tensión narrativa, sino por su trasfondo de crítica contundente contra la opresión y la violencia estructural. Panahi, conocido por obras icónicas como Taxi Teherán, El círculo o Tres caras, ha vuelto a hacer cine desde la resistencia, exponiendo las heridas profundas de un régimen que lo ha perseguido, encarcelado y silenciado.
La película narra el viaje nocturno de Eghbal, un hombre que conduce con su esposa embarazada cuando, de repente, atropella y mata a un perro. Este incidente aparentemente banal desencadena una pesadilla: el coche es llevado a reparar a un taller dirigido por un hombre que es el vivo retrato del torturador que arruinó la vida de Eghbal en prisión. Incapaz de soportar la coincidencia, el protagonista lo secuestra y se debate entre el perdón y la venganza, en un clímax asfixiante donde se desdibujan los límites entre víctima y verdugo.
Un simple accidente ha sido calificada como una obra maestra por la crítica presente en Cannes, que ha aplaudido largamente la valentía artística y política de Panahi, rodada nuevamente en condiciones extremas y bajo la amenaza constante de la represión.
Con este premio, el Festival de Cannes no solo ha reconocido el valor cinematográfico de una obra perturbadora y poderosa, sino que ha lanzado un mensaje claro: la libertad de expresión y la denuncia de la injusticia siguen siendo ejes fundamentales del mejor cine del mundo.
Escribe tu comentario