Glòria Rognoni, el alma invisible que cambió para siempre el teatro catalán

Fallece a los 81 años la actriz y directora que fundó Els Joglars y fue clave en la evolución de la escena contemporánea en Cataluña. Su legado artístico, pedagógico y humano permanece intacto.

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Gloria Rognoni
Gloria Rognoni - Imagen publicada en redes sociales

 

Este viernes, la cultura catalana ha perdido a una de sus grandes maestras. Glòria Rognoni, actriz, directora y figura esencial del teatro moderno, ha muerto a los 81 años, según informaron fuentes cercanas a Europa Press. Su trayectoria, profundamente vinculada a la renovación escénica de los años 60 y 70, la convirtió en una referencia para generaciones de artistas.

De discípula a fundadora: los inicios junto a Albert Boadella

Nacida en Barcelona en 1944, Rognoni se formó inicialmente como actriz y encontró una primera guía en el actor y director Albert Boadella. En 1963, tras asistir a uno de sus cursos, se integró en la compañía amateur Els Joglars, con la que compartió escenario en sus inicios experimentales. Cuatro años más tarde, en 1967, fue una de las fundadoras de la agrupación cuando esta dio el salto al profesionalismo.

Esa etapa marcó el inicio de una carrera caracterizada por la búsqueda artística constante y el compromiso con un lenguaje escénico propio, riguroso y valiente.

Directora, formadora y referente silenciosa

A lo largo de su vida, Rognoni no solo brilló como intérprete. Su trabajo en la dirección teatral y en la formación de nuevas generaciones fue igualmente esencial. Siempre defensora del teatro como herramienta crítica y comunitaria, puso especial énfasis en el impulso del ámbito amateur, al que no consideraba un “subgénero”, sino una manifestación legítima del arte escénico.

Su legado pedagógico es tan profundo como su obra sobre las tablas: muchos de los profesionales actuales del teatro catalán reconocen en ella una maestra silenciosa.

Premios y homenajes: una vida reconocida

El impacto de Rognoni fue reconocido con diversos galardones a lo largo de su carrera. Recibió el Premi Butaca, la Mención de Honor de los Premis Ciutat de Barcelona y el Premi Arlequí otorgado por la Federació de Teatre Amateur. Cada premio ratificó el respeto del mundo teatral hacia una figura que siempre eligió el camino del trabajo serio por encima de los focos.

Una herencia viva en los escenarios

La desaparición de Glòria Rognoni marca el cierre de una etapa crucial en la historia del teatro catalán. Su influencia, sin embargo, trasciende su presencia física: sigue viva en los montajes que ayudó a levantar, en los intérpretes que formó y en las compañías que todavía beben de su ética creativa. No buscó protagonismo, pero fue esencial.

 

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