Tamara Falcó no tiene prisa por ser madre

Tras cumplir 42 años, asegura que está en el momento más dulce de su vida

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Falcó se casó con Íñigo Onieva hace 5 meses. Foto: Europa Press

 

Tamara Falcó acaba de cumplir 42 años y, como confiesa, está en el momento más dulce de su vida. El balance de su matrimonio con Íñigo Onieva es inmejorable 5 meses después de su boda, los proyectos profesionales se le acumulan y todo lo que toca se convierte en oro, su nuevo ático (al que se han mudado hace pocos días) es un sueño cumplido y sus planes de maternidad siguen adelante; aunque, como asegura, sin ningún tipo de presión, porque la etapa que está viviendo es tan maravillosa que no le puede pedir más a la vida. 

 

En un acto comercial reciente explicó que "este año toca con mi familia los dos días, Nochebuena y Navidad, así que feliz. El año que viene ya con la de Íñigo" ha apuntado, sin desvelar si pasarán las fiestas en la casa de Isabel Preysler o si por el contrario viajarán a la casa de Chabeli Iglesias en Estados Unidos como se ha convertido ya en una especie de costumbre familiar.

 

Lo que sí ha confirmado es que no será ella la encargada de cocinar y tampoco ejercerá de anfitriona en su nuevo hogar, donde reconoce que está "cómoda" y "feliz". "Por fin tenemos nuestro propio espacio porque es verdad que durante un tiempo estuvimos en casa de mi madre y estoy muy contenta" ha añadido. 

 

Y eso que desde su boda apenas han estado en casa, ya que Tamara e Íñigo no han parado de viajar y conocer sitios; Dinamarca, la Costa Amalfitana, Londres y San Sebastián este último fin de semana: "La verdad es que hemos estado viajando muchísimo estos últimos meses. Y muy contenta. Este año fenomenal el cumpleaños. El año pasado tampoco me pude quejar pero este… este…" ha asegurado radiante. 

 

Lo único que podría mejorar este 2023 sería convertirse en madre el año que viene. Algo que, no oculta, está deseando aunque confiesa que tampoco se siente presionada porque está disfrutando al máximo de esta etapa como recién casada. "La verdad es que rezo todo el tiempo y si tiene que ser, será y si no. La verdad es que estoy felizmente casada, ahora mismo viviendo un momento súper bonito, así que no sé. Sin presión, sin presión. Lo que Dios quiera" explica con sinceridad, reconociendo que a su madre le haría "mucha ilusión" que la convirtiese en abuela de nuevo "porque le encantan los niños". 

 

"Cualquier niño es una bendición, sea niño o niño. Eso es lo que venga, si viene, osea..." ha añadido, admitiendo que por el momento ni ella ni Íñigo tienen instinto paternal: "No sé, imagino que se desarrollará si somos padres. Ahora mismo, con los sobrinos fenomenal. Pero claro, con los sobrinos es muy fácil porque te los dejan bañados, limpitos, quien les echa las broncas son los padres. Es muy fácil ser tío" afirma.

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