Los viajes secretos de la Reina Letizia a la Costa Brava: así fueron sus veranos de autostop
Antes de ser Reina, Letizia recorría la Costa Brava en tienda de campaña y autostop junto a su hermana Telma
Mucho antes de convertirse en Reina de España, Letizia Ortiz vivió veranos sencillos y memorables en la Costa Brava, un rincón del Mediterráneo que forma parte de su historia personal. Allí, entre acantilados, playas y campings, compartió algunas de sus experiencias más libres y auténticas junto a su hermana Telma Ortiz.
La actual consorte de Felipe VI pasaba sus vacaciones recorriendo esta costa catalana "de camping en camping y en autostop", como ella misma ha relatado a miembros de la Fundación Princesa de Girona. A falta de grandes recursos, las hermanas Ortiz encontraban en esta aventura estival una forma de descubrir el mundo, lejos del bullicio urbano, rodeadas de naturaleza y conversaciones íntimas.
Un vínculo real con Catalunya
Catalunya, y especialmente Girona y Barcelona, no han sido lugares lejanos para Letizia. Desde pequeñas, tanto ella como sus hermanas recibieron una educación familiar donde se hablaba de esta tierra “con verdadero afecto”, como recordó su hija, la princesa Leonor, durante los premios Princesa de Girona en 2019. El catalán forma parte también del repertorio lingüístico de la Reina, adquirido con el tiempo y en parte gracias a sus estancias en la región.
Fue precisamente en Catalunya donde Telma Ortiz, hermana mediana, eligió completar su formación universitaria y desarrollar su carrera profesional. Mientras Letizia iniciaba sus pasos en el periodismo en Madrid, no era raro que escapara a Barcelona para pasar unos días con su hermana. Juntas aprovechaban esos encuentros para hacer escapadas a la Costa Brava, disfrutando del mar, la gastronomía y la vida sencilla de los campings de la zona.
Barcelona: cultura, familia y vida cotidiana
Durante años, Letizia mantuvo una estrecha relación con la ciudad de Barcelona. Cuando Telma se instaló allí como subdirectora de Proyectos del Departamento de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento, la Reina la visitaba con frecuencia. Siempre intentaba pasar desapercibida, pero disfrutaba de planes culturales y momentos de complicidad. Asistieron juntas, por ejemplo, a espectáculos de danza en el teatro Tívoli o conciertos organizados por la Fundación Princesa de Girona en el Gran Teatre del Liceu.
La presencia de Letizia en la Ciudad Condal ha estado también ligada al entorno familiar. En sus primeros años de relación con el entonces Príncipe de Asturias, era habitual verla con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, con quienes compartió cenas, paseos y celebraciones familiares. Aquellos años, previos a la gran exposición pública, mostraban a una Letizia cercana, espontánea y vinculada a la vida cotidiana de Catalunya.
Una huella emocional que perdura
Aunque los tiempos han cambiado y los compromisos institucionales ahora marcan su agenda, la huella emocional de la Costa Brava y de Catalunya sigue presente en la vida de la Reina. Las experiencias vividas entre Girona y Barcelona no solo forman parte de su memoria personal, sino también del legado afectivo que ha transmitido a sus hijas.
Recorrer la Costa Brava en autostop, dormir bajo las estrellas en un camping, aprender catalán con acento madrileño, disfrutar de una cena en familia en el barrio de Pedralbes... Son recuerdos que construyen la historia humana de una Reina que, antes que símbolo, fue hija, hermana y joven con alma viajera.
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