Lloll Bertran intercambia “Cartes d’amor” con Àlex Casanovas (Versus Glòries)
Reseña del estreno teatral en Barcelona
La grandeza del teatro está en la palabra y para ello no hacen falta alharacas, ni grandes escenografías, ni montajes espectaculares. Bastan y sobran dos intérpretes con capacidad para “decir” un texto y expresar con el tono de su voz sentimientos, emociones, afectos, desengaños, esperanzas, ilusiones; en definitiva, amores. Esto es lo que hacen Lloll Bertran y Àlex Casanovas en el Versus Teatre donde han estrenado “Cartes d’amor” un texto de A.R. Gurney adaptado por Marc Rosich y dirigido por este mismo con Jordi Andújar.
En una mesa casi tan alargada como la que separó a Putin de Macron durante su entrevista en el Kremlin se acomodan los dos protagonistas de una historia romántica que habla de la relación que se establece entre un hombre y una mujer a lo largo de sus diferentes etapas vitales. Dos personas unidas por unos lazos muy estrechos que, sin embargo, no han devenido en una vida en común, sino que han resultado compatibles, desde la lejanía física, con la vida de cada uno de ellos bien con otra pareja -él- bien con la soledad de ella. Esta relación atípica, pero no exenta en modo alguno de intensidad, ha tenido un único cordón umbilical entre ambos: las cartas que se han enviando a lo largo de los años. Cartes que, con o sin eufemismos, y en ocasiones no exentas de ironía o de rasgos de humor, expresan una realidad unívoca: el amor entre estas dos personas, platónico si se quiere, principalmente espiritual, pero amor al fin.
Hacer como que se leen carta durante algo más de noventa minutos exige un esfuerzo de interpretación notable porque en realidad no hay casi acción, salvo eventuales cambios en la postura frente a la mesa o mínimas modificacione sne el vestuario. El único instrumento de la acción dramática es la palabra y bien se puede decir que con ella basta y sobra. Porque los dos intérpretes logran mantener en vilo la atención del espectador. Casanovas con una dicción serena, contendida, pero no por ello carente de fuerza emotiva; Beltrán, en cambio, más extrovertida en la expresión de sus sentimientos, redondeando su expresión con los versos de una canción.
“Cartes d’amor” es teatro en su más pura esencia.
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