Els Joglars denuncian la ”corrección política” en ”¡Que salga Aristófanes!” (Apolo)

Hay temas, situaciones y realidades que han adquirido cierta pátina de intangibilidad y en torno a los que no es posible ejercer crítica, ni cuestionamiento alguno

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Teatro. Una escena de la obra de Els Joglars en el Apolo

 

Teatro. Una escena de la obra de Els Joglars en el Apolo
Teatro. Una escena de la obra de Els Joglars en el Apolo

Quién me iba a mí a decir cuando asistí hace más de medio siglo a la representación de “El diari” en el acogedor y recoleto teatro Candilejas de la Rambla de Cataluña -tiempo ha desaparecido- que aquel grupo, entonces de mimo, se convertiría en la compañía teatral más longeva sino de toda España, que también, sí al menos de Cataluña. Pero así ha sido y en esta larga singladura a Els Joglars no les han faltado los éxitos rutilantes y los aplausos estruendosos, aunque tampoco los traspiés, cortapisas y censuras, porque nunca es fácil ejercer el oficio de cómico poniendo en solfa el mundo que nos rodea. Lo hacen de nuevo con su última obra, “¡Que salga Aristófanes!” que se presenta en el teatro Apolo.

 

Nadie puede poner en duda que vivimos tiempos en los que, al menos en nuestro país y continente, nos es dado el disfrute de amplias libertades, pero, aunque parezca mentira, también es cierto que poco a poco se han venido imponiendo una serie de limitaciones no necesariamente, o no siempre, jurídicas, pero sí evidentemente sociales, que condicionan de alguna forma nuestra capacidad de expresión. Hay temas, situaciones y realidades que han adquirido cierta pátina de intangibilidad y en torno a los que no es posible ejercer crítica, ni cuestionamiento alguno. Es lo que, para entendernos, ha venido en denominarse “corrección política”. Lo recordaba no hace mucho Jordi Milán, director del grupo teatral “La Cubana”, quien reconocía que hoy sería imposible representar algunos de sus grandes éxitos por esa misma razón. Y lo reiteran los componentes de Els Joglars para quienes “estamos expuestos a una sociedad sobreprotectora capaz de vetar contenidos a juicio de algunos, aquellos que se esconden detrás de unas plataformas que les ofrecen total anonimato, las redes sociales, las hogueras de la actualidad”.

 

Pues bien, los componentes de Els Joglars han apurado de nuevo su intrepidez con la obra que presentan ahora en el Apolo y en la que se fabula sobre la situación que viven los internados en un establecimiento siquiátrico en torno a uno de ellos, cierto profesor depuesto de su cátedra como consecuencia del linchamiento sufrido a causa de haberse atrevido a poner el tela de juicio el discurso imperante. Papel que encarna con maestría, poniendo en juego la sabiduría acumulado en muchos años de oficio, Ramón Fonseré, acompañado de Dolors Tuneu, Pilar Sáenz, Xavi Vilà, Alberto Castrillo-Ferrer y Ángelo Crotti. Todo ello bajo la invocación que se hace al gran maestro de la sátira teatral, el griego Aristófanes.

 

Como todas las producciones de Els Joglars, “¡Que salga Aristófanes!” es un espectáculo poco o nada convencional, desmelenado, divertido, sorprendente, con un lenguaje atrevido, ambientación imaginativa y situaciones desopilantes, pero no banal. Porque cuando el espectador desprende la cáscara descubre que en el texto subyace un discurso crítico sobre la libertad de expresión que resulta evidente. Algo que este grupo siempre ha defendido contra viento y marea en tiempos nada fáciles y que reitera de nuevo con la misma fuerza y convicción que hace… ¡sesenta años!   

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