“La tendresa”: una divertida comedia de Alfredo Sanzol inspirada en Shakespeare (Poliorama)

Los personajes de “La ternura” expresan sus emociones de manera descarnada y son extremos en sus pasiones. Para ellos la vida no es algo que se pueda desaprovechar

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Teatro.Los protagonista de La tendresa en el Poliorama

 

Teatro.Los protagonista de La tendresa en el Poliorama
Teatro.Los protagonista de La tendresa en el Poliorama

Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional, es un buen conocedor del teatro shakesperiano, lo que le ha permitido jugar con elementos propios de algunas de las obras del dramaturgo de Stratford on Avon para escribir una comedia que basa en dichas fuentes, pero que adquiere fisonomía propia. Estrenada en 2017 con el título de “La ternura”, ha sido debidamente traducida al catalán por Joan Lluis Bozzo seguramente para facilitar su comprensión a los espectadores locales incapaces de entender el texto en su idioma original y se ha presentado en el teatro Poliorama como “La tendresa”. Dice Sanzol que en “La ternura”, perdón “La tendresa”, “se ve la influencia sobre todo de “La Tempestad” y de ”Noche de Reyes”.

 

También de “Como gustéis”, de “Mucho ruido y pocas nueces” y de “El sueño de una noche de verano”. Seguro que el público se acordará de otras, al menos eso espero, pues para mí ha sido un placer trabajar con un lenguaje lleno de metáforas y comparaciones. Los personajes de “La ternura” expresan sus emociones de manera descarnada y son extremos en sus pasiones. Para ellos la vida no es algo que se pueda desaprovechar. He hecho un pequeño juego que espero que divierta a los espectadores”.

 

Este propósito lo articula el autor, que a la vez ha dirigido el montaje de la obra, en forma de leyenda en la que una reina con aptitudes mágicas viaja con sus dos hijas acompañando a la Armada Invencible con el fin de, siguiendo las órdenes de Felipe II, contraer matrimonio con nobles ingleses, algo que la madre rechaza, por lo que aprovecha el naufragio de la expedición naval española para buscar refugio en una isla desierta y de este modo librar a sus descendientes de las artimañas de los hombres. Con tan mala suerte que en la citada isla vive otra familia, en este caso formada por un padre obsesivamente antifeminista y sus dos hijos varones. A fin de sortear el indeseado encuentro, la reina y sus hijas de travisten de soldados y tienen que aparentar ser y comportarse como varones convirtiendo de este modo la comedia en una farsa.

 

Como cabe imaginar, la naturaleza es más fuerte que la treta imaginada y la atracción entre los jóvenes de unos y otro sexo surge espontáneamente y resulta a la postre invencible, creando equívocos que provocan la risa de los espectadores. Situaciones estrambóticas que ejecutan de forma impecable Laura Aubert, Anna Castells, Marta Pérez, Albert Prat, Jordi Rico y Ferran Vilajosana.

 

Mientras los intérpretes dicen el texto, en el que el autor ha intercalado reiteradas alusiones a algunas de las citadas comedias de Shakespeare o mencionado el título de otras, la obra adquiere un ritmo endiablado que exige de ellos un movimiento corporal ininterrumpido y constante e incluye no solo entradas y salidas, sino también algunas piruetas particularmente meritorias, como la del beso de tornillo que dos de los enamorados hacen realidad enroscados mientras se desplazan como si desarrollaran una alfombra por el suelo del escenario.  

 

Tales mimbres configuran un espectáculo con indiscutibles cualidades literarias que resulta a la postre también muy divertido. Que haya tenido que ser innecesariamente traducido solo se explica si lo que con ello se ha tratado de perseguir es que el traductor arañe algunos euros de los derechos del autor o la compañía algunos dineros de la normalización lingüística. ¡Velay!

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