“Un matrimoni de Boston”: duelo de actrices en la Villarroel
Josep María Mestres dirige una nueva versión de la comedia de David Mamet sobre la relación sentimental entre dos mujeres y da pie a un brillante torneo interpretativo
Se ha dicho en reiteradas ocasiones que el teatro español ha contado siempre con grandes actrices y el catalán, como parte de dicho universo, acredita la veracidad del aserto. Es algo que se puede comprobar constantemente en la diversas producciones dramáticas que se suceden sobre nuestros escenarios y que adquiere particular significación en determinadas ocasiones, como es el caso de la nueva versión de “Un matrimoni de Boston” de David Mamet que Josep Maria Mestres ha dirigido y presentado en la Sala Villarroel.
Mamet es un prolífico autor dramático estadounidense con títulos que han hecho fortuna tanto en el teatro, como en el cine. Uno de ellos es el que nos ocupa, que ya fue conocido hace veinte años por el público barcelonés y regresa ahora con toda brillantez. Es una comedia en estado puro en la que todo discurre entre mujeres de siglo XIX, dos de ellas algo más que amigas, que juegan con la complicidad de una relación sin duda erótica y pletórica de anfractuosidades. El deseo de una de ellas de introducir una tercera en discordia y la condición de su amiga de poder espiar lo que ocurra entre ambas da lugar a un ingenioso diálogo que se complica con la distorsión que ejerce cierto collar imprudentemente exhibido y cuya procedencia es detectado por la intrusa.
Estamos, por tanto, ante lo que el director ha calificado como “una comedia victoriana” y nosotros adjetivaríamos como “de salón”, un género hoy un tanto olvidado, pero casi siempre efectivo si el autor maneja con brillantez la palabra, algo que sin duda hizo Mamet y ha confirmado Joan Sellent en función de traductor. Porque se trata de un texto lleno de insinuaciones más o menos explícitas, pero en todo caso expresadas de forma sugerente y la que brilla el ingenio, la ironía y la “joie de vivre” de dos mujeres unidas por sentimientos profundos.
Para hacer de “Un matrimoni de Boston” un gran espectáculo era preciso disponer de grandes actrices y Mestres ha contado con Emma Vilarasau y Marta Marco que están espléndidas. Perfectamente idóneas en sus respectivos roles, “dicen” el texto con asombrosa claridad, perfecta dicción y nivel de voz inteligible -cosa hoy harto infrecuente- dictando una verdadera lección de arte interpretativo que cautiva escuchar. Se conducen perfectamente compenetradas en sus respectivos papeles y lo hacen con naturalidad y gracia. No sería justo dejar de citar a Emma Arquillué, la criadita, que ejerce de contrapunto a las dos “señoras” a la que sirve y a las que contrasta con su naturalidad pueblerina.
Si la escenografía es mínima, en este caso hay que resaltar la aportación de Nidia Tusal que ha “vestido” a las actrices con unos diseños que destacan por su rotunda elegancia.
Pocas veces como ésta podemos escribir de un espectáculo tan redondo como el que nos ocupa. “Un matrimoni de Boston” es a día de hoy uno de los mejores de la actual temporada barcelonesa.
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