“Operísisima”: un espectáculo de lírica para el gran público (Apolo)
Bajo la dirección de Fernando Álvarez diez músicos, cuatro cantantes y dos bailarines interpretan una veintena de piezas operísticas famosas
La lírica grande es posiblemente el más completo de los géneros teatrales pero lo cierto es que resulta también a todas luces el más exigente y costoso de producir. De ahí que quede, por lo general, reservado a los teatros públicos que son los únicos capaces de llevar a cabo montajes con la dignidad exigida. Una tarea hercúlea que en Barcelona viene ejerciendo con brillantez el Gran Teatro del Liceo. Lo mismo cabe decir de los espectadores, que no son indiscriminados, sino por lo general un colectivos de aficionados más o menos confesos y por lo general buenos conocedores de los estilos, autores y tendencias operísticas, al punto de que, si no ahora, en época pretéritas, se producían agrias polémicas entre los wagnerianos -que se consideraban a sí mismos más exigentes y exquisitos- y los partidarios de la ópera italiana, más ligera y burbujeante.
No quiere el decir que la lírica sea por ello patrimonio exclusivo de los iniciados, sino que es un patrimonio que resultar accesible de otros públicos acaso no tan entendidos, pero no menos capaces de disfrutar de la belleza de sus músicas y de sus voces. A este fin responden iniciativas como la de “Operíssisma”, un espectáculo lírico que se ha presentado en el teatro Apolo y que constituye una cuidada selección de algunos fragmentos o piezas de títulos particularmente conocidos o populares. Así el cuarteto “Belle nuit” de “Los Cuentos de Hoffman” de Offenbach, “La donna é mobile" y el cuarteto de “Rigoletto” de Verdi, la habanera y la canción del Toreador de “Carmen” de Bizet, “Casta diva” de la “Norma” de Vincenzo, el dúo de las flores de “Lakme” de Delibes, el "Questo amor vergogna mia" de “Edgar” de Puccini, el dúo de “Pescadores de perlas” de Bizet, “Mon coeur s'ouvre a ta voix" de “Samson Et Dalila” de Camille Saint Saens, el intermedio de “Cavalleria Rusticana” de Mascagni, "E lucevan le stelle de “Tosca” de Giacomo Puccini, Sempre Libera, de “La Traviata” de Verdi, la danza ritua del fuego de “El amor brujo” de Falla, "Nessun dorma" de “Turandot” de Puccini y un brioso final con el brindis de “La Traviata” de Verdi. Todo ello en las voces de la soprano Natasha Tupin, la mezzo María Melnychyn, el tenor Nacho Guzmán y el barítono Xavi Vilalta cuya intervenciones fueron intermediadas, o en su caso subrayadas, por la intervención de una pareja de baile que ejecutó varias piezas coreografiadas por Nuria Sierra.
El maestro de ceremonias fue, sin duda, Fernando Álvarez, que dirigió una orquesta de diez profesores a la vez que interactuaba con los cantantes, poniendo el acento humorístico en una ejecución musical por otra parte perfecta.
“Operísssima” constituye un espectáculo brillante y completo en su sencillez y, desde luego, muy adecuado para entretener tanto a los amantes del “bel canto” como al público no iniciado al que, sin embargo, le sonarán muchos de los fragmentos seleccionaos con habilidad y buen gusto.
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