“Travy”: el universo circense y teatral de la familia Plà Solina
Una saga familiar introduce al espectador tras las bambalinas con un espectáculo brillante, imaginativo y divertido
Durante siglos el mundo del espectáculo tuvo en las sagas familiares uno de sus más sólidos bastiones. Cuando no había institutos, facultades de teatro o conservatorios de arte dramático, la formación profesional de los artistas se mamaba en muchísimos casos en el seno de la propia familia de modo que ésta ejercía como escuela, pero también como centro de trabajo. Los conocimientos de las artes escénicas, las técnicas e incluso los trucos y recursos de emergencia se aprendían de los padres y, si se terciaba, de los abuelos y los ensayos tenían lugar en el hogar cuando no en un teatro propiedad de quienes compartían el mismo apellido. Una realidad casi desaparecida en la época actual, en la que sobresalen las individualidades sin referentes próximos, aunque todavía subsistan algunas sagas de artistas sobre todo en el ámbito circense.
La familia Plà Solina es una de estas excepciones. Quimet Plà, cofundador de la legendaria tropa de Comediants, que rompió tantos moldes a partir de los años setenta y Núria Solina, que veló sus primera armas en el entrañable Circ Cric, unieron esfuerzos con sus hijos Núria y Oriol y formaron un grupo artístico conocido como “la familia Travy” cuya principal peculiaridad ha sido la de unir las formas de la dramaturgia teatral con los recursos propios de las artes parateatrales, particularmente con el circo. Son, por tanto cuatro actores, pero a la vez payasos capaces de comunicarse sin hablar -mímica-, utilizar un instrumento musical o moverse en escena con la ductilidad del acróbata.
Esta espléndida conjunción de esfuerzos ha dado lugar a un espectáculo titulado “Travy” (teatro Romea) que es en cierto modo una recapitulación del trabajo realizado por los cuatro juglares. Han cuidado de su dramaturgia Oriol Plà y Pau Matas quienes proponen “un (des)encuentro entre dos corrientes teatrales: el clown y teatro folklórico y popular, por una parte y las formas post-dramàticas y metateatrles, por otra, a la vez que un cruce entre generaciones: la de quienes ven el final de camino sin miedo y la de los que lo contemplan desde el principio, aunque con el mismo pánico”.
“Travy” es un espectáculo dinámico y en buena medida desmelenado en la que los más jóvenes acreditan su ductilidad y saltan, se deslizan, caen y se levantan o simplemente se contraen, en un ejercicio de dominio del cuerpo mientras los mayores acreditan la sabiduría escénica acumulada a lo largo de toda una vida con quiebros, gags y efectos de notable eficacia. Con una nota predominante a lo largo de los casi noventa minutos que dura la función: el humor sano, desinhibido y, en estos tiempos tan propicios para la procacidad, basado siempre en el ingenio y por tanto siempre elegante, ingenuo y con buen gusto. Una ocasión infrecuente de disfrutar de un espectáculo completo que rezuma profesionalidad y que es el verdadero “libro de familia” de una saga teatral.
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