El regreso de “El lago de los cisnes” (Tívoli)
El Ballet de Kiev, fundado por Viktor Ishchuk, es una de las más prestigiosas formaciones coreográficas centroeuropeas
En épocas pretéritas la vida teatral barcelonesa tenía dos epicentros de actividad: por un parte, el Paralelo, el emblemático barrio jaranero y divertido con locales acogedores y público popular y, por otro, el paseo de Gracia con sus calles aledañas y salas más elegantes, dedicadas a un público acomodado y exigente. Esta dualidad produjo durante durante décadas un cierto espíritu competitivo en virtud de cual una misma obra podía ser representada simultáneamente por diferentes compañías en cada uno de las zonas citadas.
Es curioso que esta práctica ya olvidada se haya repetido, con seguridad no intencionalmente, sino como fruto de la casualidad, en la Barcelona de 2025 con la presencia de un mismo título, en este caso el ballet de “El lago de los cisnes”, en sendos teatros del Paralelo y del Ensanche. Hace unas semanas estuvo en el Apolo de la antigua avenida del Marqués del Duero interpretado por una formación cubana, mientras que ahora mismo se representa en el teatro Tívoli a cargo del Ballet de Kiev.
La compañía fue fundada por el ucraniano a Viktor Ishchuk y tiene un repertorio de obras clásicas (entre otras, Giselle, Don Quijote, El Cascanueces, Raymonda, Romeo y Julieta o El lago de los cisnes) en las que brillan primeras figuras de la categoría de las bielorrusas Ena Germanovich y Veranika Auchynnikava y los ucranianos Ievgen Lagunov y Yevheniy Svyetlitsa, a los que acompañan hasta una treintena de bailarines de excelente formación e impecable técnica coreográfica. El Ballet de Kiev utiliza un vestuario de notable belleza, así como unos decorados sumamente vistosos que contribuyen a resaltar la belleza de las coreografías diseñadas por Petipá.
Nos sorprendió comprobar cómo en una función ordinaria -no la correspondiente al día del estreno- el teatro de la calle de Caspe aparecía con su patio de butacas prácticamente al completo, así como buena parte de los palcos latearles ocupados. Prueba indiscutible de que el público barcelonés acude presto cuando tiene la oportunidad de contemplar buenos espectáculos de danza.
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