La contradicción del COP27: Una cumbre por el clima donde los líderes llegan en sus jets privados

La segunda paradoja se presenta con el patrocinador de la cumbre: Coca Cola, uno de los mayores contaminadores de plástico

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Catalunya press   cop27

 

Catalunya press   cop27
Presentación del COP27 / @EP

Egipto está siendo uno de los países más importantes del mundo en estos últimos días, ya que está recibiendo a los líderes de todo el mundo para tratar la Cumbre del Clima de la ONU (COP27). Esta cita anual, que busca encontrar acuerdos y soluciones para luchar contra el cambio climático, se encuentra con la mayor contradicción de todas: la gran mayoría de los líderes han acudido al aeropuesto de Sharm El Sheik, ciudad en la que se está celebrando, con sus aviones oficiales.

 

Bonita forma de empezar un acto dedicado a buscar fórmulas donde contaminar menos. Para hacernos una idea de lo dañino que es para el medioambiente, se estima que una hora de vuelo de un avión oficial o jet privado de un presidente de gobierno produce cerca de dos toneladas de CO2. Por lo tanto, si se coge como ejemplo un vuelo entre Bogotá y el Cairo, que tiene una distancia de 11.160 kilómetros y una duración de unas 20 horas, la producción de CO2 sería de aproximadamente 40 toneladas.

 

 

Llegar en avión comercial hubiera sido una solución bastante más ecológica, dentro de lo que cabe. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, un avión comercial emite unos 285 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro. Si ponemos por ejemplo un Airbus A330 en el que viajan unas 250 personas desde Bogotá hasta El Cairo, se está produciendo aproximadamente 801 toneladas de dióxido de carbono. Sigue siendo una barbaridad, pero en proporción es mucho menos. El gasto total de un vuelo comercial de estas características sería de unas tres toneladas de CO2 por persona, mientras que el jet privado son 40 toneladas a repartir entre el pasaje del vuelo privado. 

 

Cogiendo estos cálculos como referencia, es normal cuestionarse de qué sirve hacer una cumbre de este calado si para ello hay que pegar un peaje medioambiental tan elevado .

 

El único líder político que no ha llegado en jet privado ha sido John Kerry, el enviado especial de los Estados Unidos. Joe Biden renunció a viajar a Egipto, probablemente porque se celebró esta semana las elecciones del midterm en el país norteamericano, por lo que Kerry acabó siendo el encargado de acudir a la cita. El enviado especial renunció utilizar el avión VIP de la fuerza aérea norteamericano y llegó por medio de un avión comercial desde los Emiratos Árabes.

 

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No obstante, la decisión de ir con vuelo comercial corresponde más a un acto de propaganda propia, ya que tuvo una polémica no hace mucho al ir a Islandia con jet privado para recibir el premio Círculo Ártico por presidir las negociaciones del Acuerdo Climático de París. La prensa le preguntó al respecto, y Kerry respondió que "era la única opción para alguien como yo que viaja por el mundo para ganar esta batalla". Un argumento poco válido, porque podría haber llegado de la misma forma con un avión comercial. 

 

Curiosa es también quién está patrocinando este evento: Coca Cola. La multinacional fue designada por la organización Free From Plastic como uno de las empresas contaminanates de plástico por cuarto año consecutivo. Cada año 11 millones de toneladas métricas de residuos plásticos terminan en los océanos, pero este no es el único problema asociado al plástico: hay que añadirle también todo el proceso que conlleva su creación.

 

 

El plástico se fabrica a partir de combustibles fósiles que se extraen de la tierra y que se refinan en instalaciones que se nutren de agua y energía para realizar este proceso de transformación. Según el informe de Beyond Plastics elaborado en 2021, si la industria del plástico fuera un país, sería el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero.

 

Realizar cumbres del clima en las que se buscan formas de combatir el cambio climático, está bien, y es necesario si queremos disminuir el daño que se está produciendo al planeta. No obstante, el discurso cae por su propio peso cuando el medio de transporte es extremadamente contaminante y cuando el principal patrocinador es una de las empreas más contaminantes del planeta.

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