Barcelona rinde homenaje a Salvador Allende en una Diada marcada por la memoria y la solidaridad

La capital catalana conmemora los 52 años del golpe de Estado en Chile con un acto simbólico que mezcla historia, política y compromiso ciudadano.

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Partidos e instituciones homenajean en Barcelona al expresidente chileno Salvador Allende, derrocado por el golpe de Estado de Augusto Pinochet hace 52 años - GOVERN

 

Una plaza bajo la lluvia: memoria que no se detiene

La plaza Salvador Allende, en el distrito de Horta i Guinardó, se convierte en escenario de reflexión y recuerdo en plena Diada de Catalunya. A pesar de la lluvia persistente que cubre la mañana barcelonesa, la ceremonia no se detiene y vecinos, políticos y representantes sindicales se congregan para rendir homenaje al expresidente chileno.

El sonido de los paraguas y el murmullo de los asistentes se entremezclan con la solemnidad del acto, demostrando que la memoria histórica y la solidaridad trascienden cualquier condición climática. Cada gesto refleja respeto y compromiso con las causas que Allende defendió durante su presidencia.

 

Autoridades y partidos presentes

El homenaje cuenta con la presencia del conseller de la Presidencia, Albert Dalmau, quien encabeza la delegación del Govern. Además, participan concejales del Ayuntamiento de Barcelona y representantes de diversos partidos, entre ellos PSC, ERC, Comuns y CUP.

En representación del movimiento sindical, los secretarios generales de CC.OO de Catalunya y UGT de Catalunya, Belén López y Camil Ros, también forman parte de la ceremonia. La presencia de estos líderes políticos y sociales refuerza el carácter institucional y colectivo del acto, consolidando la idea de que recordar la historia es un compromiso compartido: “Es fundamental mantener viva la memoria de quienes defendieron la democracia y los derechos humanos”, declara Dalmau durante el evento.

 

Ofrendas florales y símbolos de recuerdo

Junto al busto de Salvador Allende y la placa conmemorativa de la plaza, se depositan ofrendas florales que simbolizan respeto y reconocimiento a su legado. Se interpretan el himno de Chile y el de Catalunya, mientras resuena la canción Venceremos, un emblema histórico de la resistencia frente a la opresión.

El acto comienza con un minuto de silencio en honor a las víctimas de la dictadura pinochetista y a quienes sufrieron represión política. Banderas chilenas, catalanas y palestinas ondean durante la ceremonia, conectando luchas históricas y presentes en un gesto de solidaridad internacional.

 

Recordando las palabras de Allende

Durante la ceremonia, se evocan las últimas palabras del expresidente chileno, recordando su compromiso con la democracia y los derechos de todos los ciudadanos: “No quiero que mi muerte sea en vano. Que sirva para que la justicia y la libertad triunfen”. Estas frases, pronunciadas en el contexto de su derrocamiento por el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet hace 52 años, resuenan con fuerza entre los asistentes, reforzando la relevancia de la memoria histórica en el presente.

 

El Winnipeg: un símbolo de solidaridad histórica

Este año, el homenaje incorpora un recuerdo especial: el 85 aniversario del viaje del Winnipeg, el barco organizado por el poeta Pablo Neruda que trasladó desde Francia a Chile a 2.200 personas refugiadas españolas tras la derrota de la República en la Guerra Civil. Este gesto histórico conecta la memoria de los refugiados españoles con la lucha de Allende, creando un hilo de solidaridad y compromiso que atraviesa generaciones.

Los asistentes observan con respeto la referencia histórica, reconociendo la importancia de mantener viva la memoria de quienes enfrentaron la opresión y ayudaron a construir un futuro más justo.

 

Un acto que une historia, política y ciudadanía

El homenaje a Salvador Allende en Barcelona demuestra que la Diada puede ser un espacio de reflexión más allá de los actos tradicionales. Política, historia y sociedad se encuentran en la plaza para recordar que los valores de democracia, libertad y solidaridad son universales.

La ceremonia concluye con un mensaje claro: mantener viva la memoria histórica es responsabilidad de todos, y los símbolos y palabras de Allende continúan inspirando compromiso y unidad. Como enfatiza Dalmau: “Recordar su legado nos obliga a seguir trabajando por la justicia, la igualdad y la democracia”.

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