La ANC llama a la desobediencia si se aplica el fallo del TSJC sobre el catalán

La manifestación organizada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural, el Consell de la República, la Associació de Municipis per la Independència (AMI), la Intersindical-CSC, Ciemen y los CDR empieza esta tarde en Barcelona, congregando a miles de personas en la plaza Urquinaona. Bajo el lema “El combat és sempre ara”, los asistentes llenan las calles con esteladas, pancartas y cánticos que recuerdan que la defensa de la lengua catalana y la independencia sigue siendo un objetivo central para los organizadores.

El presidente de la ANC, Lluís Llach, lee el manifiesto oficial, subrayando la importancia de actuar frente al fallo del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC): “Si el Estado y sus tribunales quieren imponernos esta sentencia desobedezcamos en las aulas, desobedezcamos en la calle y en las instituciones porque ningún juez nos debe decir en qué lengua tenemos que hablar ni qué lengua tenemos que tener. ¡Ningún juez!”

La lengua catalana como eje vertebrador

Llach enfatiza la relevancia del catalán como elemento central de la identidad y cohesión de Catalunya: “Nuestra lengua es el eje vertebrador de nuestra nación, y ellos lo saben. ¡Nuestros enemigos lo saben!” Reclamando a los ciudadanos que preserven y fortalezcan su uso en todos los ámbitos, destaca que la lengua es fundamental para la educación, la cultura y la integración social.

El dirigente independentista alerta sobre la vulneración de derechos fundamentales: “La vulneración de derechos fundamentales en Catalunya y contra Catalunya es constante, planificada y escandalosa”, asegurando que estas actuaciones empobrecen a la sociedad catalana y justifican la movilización y la desobediencia civil como instrumentos legítimos para defender la identidad y los derechos del pueblo.

Conexión histórica y referencia al 1-O

Llach recuerda que la Diada de 2017 y el referéndum del 1-O son posibles gracias a la desobediencia civil: “¿Quién fue el burro que dijo que quemar contenedores era violencia? ¿Quién fue el burro?”, comenta, haciendo un paralelismo entre la movilización histórica y la actual resistencia frente a las decisiones judiciales que consideran perjudiciales para el catalán.

Actos simbólicos y polémicos

El acto incluye gestos de fuerte carga simbólica, como el despliegue de un gran retrato del rey Felipe VI boca abajo, presentado tras las críticas de Llach al discurso del monarca del 3 de octubre de 2017: “Con su 'a por ellos' proclamó y dio impunidad a las fuerzas de ocupación para salvar su absurda unidad de España”. Los asistentes responden con gritos de “Fora el Barbó”.

Minutos antes de iniciar la manifestación, un grupo de cinco encapuchados quema una bandera española frente a la cabecera de la marcha en Pla de Palau. Vestidos de negro, despliegan y prenden fuego a la enseña ante la mirada de representantes de la ANC, Òmnium y el Consell de la República, incluyendo a Llach, Xavier Antich y Jordi Domingo. Posteriormente, un voluntario de la ANC retira los restos de la bandera.

Llamamiento a la unidad y al compromiso político

En la parte final del manifiesto, Llach llama a los partidos independentistas a buscar “caminos de entendimiento” y reforzar la unidad frente a los retos judiciales y políticos. Añade: “Aprovechando la fuerza del independentismo y de la gente que quiere una Catalunya libre, devolved a las instituciones su papel vertebrador de las aspiraciones nacionales de nuestro pueblo”.

El mensaje de desobediencia se enmarca dentro de un discurso más amplio sobre la construcción de una sociedad más justa y equitativa, basada en los derechos humanos y en la defensa del catalán como elemento central de la identidad nacional.