La Diada 2025 vive mínimos históricos de manifestantes y un acto institucional en el TNC como colofón final
La Diada 2025 refleja un punto de inflexión en el independentismo: la asistencia a las marchas en Barcelona alcanza la cifra más baja de la década, mientras que los actos institucionales y culturales consolidan la jornada como símbolo de identidad y memoria colectiva.
Declive en la movilización ciudadana
La Diada de 2025 ha reflejado, una vez más, la tendencia a la baja en la asistencia a las manifestaciones independentistas. Según los registros de los últimos diez años, la evolución ha sido significativa: 2015 alcanzó los 1.400.000 asistentes en la Avenida Meridiana; 2016 descendió a 900.000 con movilizaciones descentralizadas; 2017 se situó en torno a 1.000.000 con “La Diada del Sí”; 2018 mantuvo cifras similares; 2019 bajó a 600.000; 2020 quedó en apenas 50.000 debido a la pandemia; 2021 subió parcialmente a 150.000; 2022 y 2023 se mantuvieron en torno a 100.000–115.000; 2024 descendió a 60.000 y finalmente, en 2025, solo unas 28.000 personas han participado en la capital catalana, marcando la cifra más baja en una década. Esta caída evidencia un desgaste del movimiento, la fragmentación política y un cambio generacional en la movilización ciudadana.
Actos simbólicos y gestos de protesta
La jornada incluye momentos de fuerte carga simbólica que han marcado la atención mediática. Minutos antes del inicio de la manifestación principal, un grupo de cinco encapuchados, vestidos de negro, ha desplegado y quemado una bandera española frente a la cabecera de la marcha en Pla de Palau, ante la presencia del presidente de la ANC, Lluís Llach; del presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich; y del presidente del Consell de la República, Jordi Domingo. Tras quemarla, los encapuchados han abandonado el lugar y un voluntario ha retirado los restos del suelo.
Posteriormente, durante el acto político tras la manifestación, las entidades independentistas han desplegado un gran retrato del rey Felipe VI boca abajo.
Antes de la acción, Lluís Llach ha criticado al monarca por su discurso posterior al 1-O: “Con su 'a por ellos' proclamó y dió impunidad a las fuerzas de ocupación para salvar su absurda unidad de España”. Los asistentes respondieron con cánticos de “Fora el Barbó”, evidenciando la polarización política y la fuerza simbólica de los gestos durante la Diada.
Asimismo, durante la lectura del manifiesto de la ANC, Llach ha hecho un llamamiento a la desobediencia frente al fallo del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) sobre el catalán en las aulas: “Si el Estado y sus tribunales quieren imponernos esta sentencia desobedezcamos en las aulas, desobedezcamos en la calle y en las instituciones porque ningún juez nos debe decir en qué lengua tenemos que hablar ni qué lengua tenemos que tener. ¡Ningún juez!”.
Homenajes históricos y solidaridad internacional
En Sant Boi de Llobregat, la plaza de la iglesia de Sant Baldiri acoge la tradicional ofrenda floral a Rafael Casanova, con presencia de autoridades. Se depositan más de 100 ramos y la Coral Renaixença interpreta el Cant de la Senyera, reforzando la conexión entre historia y ciudadanía.
En la plaza Salvador Allende de Barcelona se recuerda al expresidente chileno y al 85º aniversario del viaje del Winnipeg, que trasladó refugiados españoles a Chile tras la Guerra Civil. Se izan banderas chilenas, catalanas y palestinas, mientras suenan los himnos correspondientes y la canción “Venceremos”.
Acto central en el Teatre Nacional de Catalunya
A las 20:00 horas, el Teatre Nacional de Catalunya ha acogido el colofón de la Diada, dirigido por Àngel Llàcer, con textos de Jordi Amat y música de Jofre Bardagí. El evento ha combinado teatro, danza, poesía, música y proyecciones audiovisuales, rindiendo homenaje a figuras como Paco Candel, Maria Assumpció Català y al Congrés de Cultura Catalana de 1975.
Actuaciones de Els Amics de les Arts, Pemi Fortuny, Antonio Orozco y los Castellers de Vilafranca han aportado un carácter popular y festivo. Marta Bayarri, directora artística, explica: “Representamos la pluralidad y realidad social de Catalunya a través de su manifestación artística”.
El acto ha culminado con un momento cargado de simbolismo y emoción: los asistentes han entonado Els Segadors, el himno de Catalunya, llenando el Teatre de un aire de solemnidad y orgullo colectivo. Las voces se han entrelazado con los aplausos y miradas emocionadas, recordando la historia, la resistencia y la unidad de un pueblo que, pese a los desafíos, sigue celebrando su identidad con pasión y respeto. Ha sido un cierre que ha condensado toda la intensidad de la Diada, un instante en que la cultura, la memoria y el sentimiento nacional se ha fundido en un solo latido.
Reflexión y balance: identidad, cultura y participación
La Diada 2025 combina manifestaciones con menor asistencia, actos políticos simbólicos, homenajes históricos y un gran espectáculo cultural en el TNC. La jornada pone de manifiesto la transformación de la celebración: aunque disminuye la presencia en las calles, la fuerza de los actos institucionales y artísticos consolida el valor de la Diada como espacio de identidad, memoria y cohesión social.
Como subraya Salvador Illa: “La Diada nos invita a mirar al futuro, respetando nuestra historia y fomentando la unidad entre todos”. La combinación de solemnidad, protesta y cultura hace de la Diada de 2025 un reflejo complejo y plural del presente de Catalunya.
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