La mitad de la población de Barcelona vive en condiciones de inestabilidad y precariedad en un mercado de vivienda polarizado
El alquiler ya representa el 42% del total de viviendas en la ciudad
El mercado de la vivienda en Barcelona ha experimentado un proceso de polarización social en los últimos cinco años, donde ha aumentado el porcentaje de población que vive de alquiler. Según el informe "Generación inquilina" del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA), basado en más de 1.000 entrevistas, refleja una “gran brecha” donde casi la mitad de la población en la capital catalana vive en condiciones de inestabilidad, desahucios invisibles, precariedad vital y escasas perspectivas de mejorar su situación
La mayor parte de las personas que residen en propiedades alquiladas superan los 35 años de edad. De acuerdo con IDRA, hay un número similar de personas entre 35 y 40 años y entre 40 y 45 años que dependen del alquiler como forma de vivienda. Estas dos generaciones de inquilinos no ven una salida a su situación y se ven afectados por la imposibilidad de heredar una vivienda propia.
La falta de posibilidades de heredar una vivienda es otro de los factores que impiden a la población inquilina cambiar de situación. Siete de cada diez personas no prevé heredar nada parecido a un piso, mientras que el 20,5% cree que podrá aspirar a heredar, como mucho, una habitación.
Además, la falta de restricciones para que los propietarios desalojen a sus inquilinos sin motivo válido, ocasiona desalojos "invisibles". De acuerdo a la encuesta realizada, el 70% de los entrevistados no ha logrado residir en el mismo apartamento por más de cinco años, una situación caótica generada por la libertad que tienen los propietarios para desalojar a sus inquilinos sin justificación, algo que se encuentra regulado en países cercanos.
El alquiler ya representa en Barcelona el 42% del total de viviendas. El informe alerta sobre unas dinámicas que ya se están dando en otras ciudades españolas. Barcelona marca tendencia en las dinámicas del mercado del alquiler y el sector inmobiliario suele experimentar con ella. Lo estamos viendo con el alquiler de temporada, que está extendiéndose a gran velocidad, y pronto veremos cómo en Madrid y otras ciudades se reproducen estos mismos patrones que se han visto en Barcelona. No será de extrañar que aparezcan edificios enteros dedicados a residencias de estudiantes o a nómadas digitales.
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