Por su parte, el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, defendió la importancia de que se dote a este proceso de transición energética de seguridad jurídica y de una "estabilidad regulatoria y claridad de las normas que dé confianza a los inversores".
"Hablamos de miles de millones de euros. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) recoge casi 300.000 millones de euros de inversión, el 80% (260.000 millones de euros) de inversión privada, y para eso hay que dar ese mensaje de estabilidad y confianza a los inversores tanto españoles como extranjeros", añadió.
Garamendi, que estimó la necesidad de hacer la transición energética "desde un punto de vista de neutralidad tecnológica, consideró que la sostenibilidad es una "pata fundamental" en el proceso de transformación, aunque aseguró que si no hay economía y competitividad para las empresas existiría "un auténtico problema".
Asimismo, advirtió de que "tiene poco sentido castigar" al sector energético "con impuestos a la carta" y también a la banca, "que es quien tiene que prestar ese dinero", si se quiere tener éxito en todo este proceso. "Hay que crear un ecosistema para que esto funcione", dijo.
Además, el presidente de la patronal de empresarios hizo una defensa de la necesidad de elevar el papel de la industria y aspirar a los objetivos de un peso mínimo del 20% en el PIB del país. "En España estamos hablando que no llega al 16% con el sector energético y sin él es del 11%. Los empleos en la industria son esos empleos bien retribuidos, cuando no hay que discutir cuáles son las horas y los convenios. Cuando el PIB industrial supera el 20% el paro es menor", aseguró.
"Europa no se puede quedar atrás y se está despistando. Es muy acertado empezar a trabajar en una Ley de Industria sólida, que no excluya a nadie, y donde la industria energética tiene un papel clave", añadió.
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