Barcelona City Hub: un motor de oportunidades con "un efecto transformador y duradero" para Catalunya

Después de décadas siendo un símbolo del pasado industrial, la Zona Franca de Barcelona se prepara para renacer como uno de los polos económicos más innovadores de Europa. De la mano de Goodman, multinacional australiana especializada en desarrollos logísticos y tecnológicos, se está gestando el Barcelona City Hub, un ambicioso proyecto que ocupará más de 130.000 metros cuadrados para convertirse en un centro multisectorial avanzado, orientado al futuro y centrado en la reindustrialización, la digitalización y la sostenibilidad.

En declaraciones en exclusiva con CatalunyaPress, Gabriel Rodríguez Calderón, account director de Goodman, explica cómo esta iniciativa está llamada a convertirse en una pieza clave para la transformación del tejido productivo catalán.

Un impacto social y económico de largo alcance

“Estamos convencidos de que Barcelona City Hub tendrá un efecto transformador real y duradero para Catalunya”, afirma Rodríguez Calderón. En sus palabras, el proyecto va más allá de una simple reurbanización: su propósito es generar 3.000 empleos de calidad vinculados a actividades industriales, logísticas y tecnológicas, contribuyendo a revitalizar de forma efectiva la Zona Franca.

Este nuevo polo industrial no solo recuperará un espacio emblemático, sino que lo hará desde una mirada moderna e innovadora. “Queremos ofrecer oportunidades reales a la comunidad, con trabajos estables y cualificados”, subraya el representante de Goodman, que añade que el enfoque está centrado en una reindustrialización inteligente, abierta a múltiples sectores y profundamente conectada con las nuevas exigencias de la economía digital.

Sostenibilidad: eje central del nuevo modelo industrial

La dimensión medioambiental es uno de los pilares fundamentales del proyecto. Rodríguez Calderón destaca que el hub se construye bajo estrictos criterios de sostenibilidad urbana e industrial, apostando por la eficiencia energética, la economía circular y la movilidad limpia.

“Hemos incorporado tecnologías como paneles solares, infraestructuras para la carga de vehículos eléctricos y técnicas de construcción circular”, detalla. Con esta visión, Goodman quiere demostrar que es posible construir futuro sin renunciar al compromiso ecológico, incluso en ámbitos tradicionalmente asociados a la industria pesada.

La complejidad del proceso: coordinar múltiples actores

Uno de los grandes retos del proyecto ha sido la coordinación de numerosos agentes públicos y privados. “Ha sido una operación de alta complejidad institucional, en la que se han tenido que alinear intereses de administraciones, sindicatos y empresas”, explica Rodríguez Calderón. El papel de Goodman, en este sentido, ha sido el de facilitador y catalizador del diálogo, aportando capacidad de inversión, visión a largo plazo y experiencia técnica. Su intervención ha sido clave para materializar un acuerdo que, tras más de cuatro años de negociaciones, empieza a dar sus frutos sobre el terreno.

Un modelo de referencia para futuras reindustrializaciones

La experiencia adquirida en la reconversión de la antigua planta de Nissan, uno de los puntos neurálgicos del proyecto, deja aprendizajes valiosos. “Hemos confirmado que la colaboración público-privada es esencial, que la sostenibilidad debe integrarse desde el principio y que es imprescindible contar con una visión clara de futuro”, asegura el directivo de Goodman.

Para Rodríguez Calderón, esta fórmula puede servir como guía para otros proyectos similares que quieran reindustrializar espacios degradados y adaptarlos a los desafíos del siglo XXI. “Catalunya puede seguir liderando si apostamos por un modelo de desarrollo sostenible, tecnológico y colaborativo”, concluye.

Un nuevo horizonte para la economía catalana

El Barcelona City Hub no es solo una inversión económica: es una declaración de intenciones sobre el tipo de ciudad y país que queremos construir. Un espacio donde la industria se alía con la tecnología, el medio ambiente y el empleo de calidad. Donde el pasado industrial deja paso a una economía verde, resiliente e interconectada.

Con proyectos como este, la Zona Franca deja de ser una zona olvidada para convertirse en el centro neurálgico de una nueva era para Catalunya. Y todo, con una visión que pone a las personas y al planeta en el centro del desarrollo económico.