El alquiler se dispara un 16% en un año: Barcelona, Madrid y Baleares marcan récords históricos
El precio medio del alquiler en España alcanzó los 13,79 €/m² en septiembre de 2025, con un aumento interanual del 16,18%.
El mercado del alquiler en España vive un momento crítico. Las cifras del último informe trimestral muestran que los precios se disparan, poniendo en aprietos a miles de familias, mientras los expertos alertan de un desequilibrio estructural que amenaza la accesibilidad. En este contexto, las grandes capitales y zonas de alto atractivo económico y turístico concentran el incremento más pronunciado, mientras otras regiones presentan precios bajos pero con escasa oferta y servicios limitados. Según Ferran Font, director de Estudios de pisos.com: “el alquiler sigue dando titulares, no solo por el incremento persistente de las rentas, sino por la batería de medidas que proponen los diferentes partidos políticos y administraciones”.
Subida histórica y contexto económico
En septiembre de 2025, el precio medio del alquiler en España se situó en 13,79 euros por metro cuadrado, marcando un aumento mensual del 0,73%, trimestral del 2,99% y una escalofriante subida interanual del 16,18%. Este crecimiento refleja un fenómeno estructural: la creciente escasez de vivienda disponible frente a una demanda que sigue en aumento.
Font advierte que “tenemos un problema serio: el porcentaje de la demanda que se ve expulsado del mercado por culpa de los precios es cada vez mayor”. La consecuencia inmediata es que muchos hogares destinan una parte desproporcionada de su salario al alquiler, limitando su capacidad de ahorro y de consumo, lo que también tiene un impacto directo en la economía local y nacional.
El mercado residencial convive además con la presión del alquiler temporal y turístico. Muchos inversores optan por vender inmuebles en vez de arrendarlos a largo plazo, priorizando la liquidez rápida frente a la estabilidad, lo que reduce aún más la oferta y agrava la subida de precios. Como explica Font, “el cerco legal que se le ha puesto a los propietarios estrangula sus intenciones de sacar un beneficio a largo plazo, prefiriendo la liquidez y la velocidad que ahora viven las transacciones”.
Las regiones más caras y el contraste territorial
Madrid encabeza la lista de las regiones más caras con 21,47 €/m², seguida de Baleares (18,51 €/m²) y Cataluña (15,97 €/m²). En el extremo opuesto, La Rioja (5,81 €/m²), Castilla y León (6,33 €/m²) y Extremadura (6,49 €/m²) registran rentas mucho más asequibles, aunque no necesariamente abundante oferta.
En el tercer trimestre, el País Vasco experimentó un aumento trimestral del 8,55%, mientras Canarias registró la mayor caída con un -2,47%. Las subidas más llamativas interanuales se dieron en Asturias (29,83%), Región de Murcia (27,30%) y País Vasco (25,69%). Esta polarización geográfica evidencia cómo la presión económica se concentra en núcleos urbanos y zonas de gran atractivo laboral o turístico, dejando al margen a territorios con menor demanda.
Capitales: la brecha se agranda
Barcelona se mantiene como la capital más cara para los inquilinos, con 29,49 €/m², seguida de Madrid (27,80 €/m²) y Donostia-San Sebastián (20,94 €/m²). Palencia lidera el lado económico con 7,10 €/m², mientras Zamora y Ciudad Real también ofrecen alquileres bajos, reflejando la disparidad que enfrenta el ciudadano según su ubicación.
Font comenta que la oferta actual se divide en dos realidades: “O tiene un precio razonable, pero un estado o características poco atractivas; o tiene buenas calidades, pero una mensualidad incompatible con un salario medio, e incluso dos”. Esta dicotomía agudiza la exclusión de ciertos sectores de la población y limita la movilidad residencial, generando efectos sociales y económicos significativos, desde la concentración de población en áreas caras hasta la desertización económica de municipios menos demandados.
Impacto económico y social
El encarecimiento del alquiler no es solo un problema para los hogares; tiene repercusiones macroeconómicas. Al aumentar la parte del salario destinada al pago de la renta, disminuye la capacidad de consumo en otros sectores como alimentación, ocio o transporte. Esto repercute directamente en el crecimiento económico y en la actividad de pequeñas y medianas empresas locales.
Además, la presión del alquiler genera tensiones sociales, afectando la cohesión comunitaria. La migración interna hacia zonas más asequibles, el incremento del teletrabajo y la saturación en áreas de alta demanda son fenómenos derivados que impactan en los servicios públicos, la educación y la movilidad urbana.
Debate político y perspectivas
El debate político sobre el alquiler sigue acalorado. Según Ferran Font:“este mercado está en el centro del debate, con opiniones muy polarizadas acerca de lo que hay que hacer y dejar de hacer para favorecer la accesibilidad”. Las medidas que se discuten incluyen la regulación de precios, incentivos fiscales para propietarios que alquilen a largo plazo y políticas de creación de vivienda pública.
Expertos coinciden en que la solución pasa por equilibrar la protección de los inquilinos con incentivos claros para los propietarios, fomentando así la oferta de calidad sin encarecer todavía más los precios. La urgencia es evidente: mientras los salarios no crezcan al ritmo del alquiler, muchas familias seguirán expulsadas de los mercados más competitivos, acentuando la desigualdad económica y territorial.
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