El origen de la vida en la Tierra podría estar en Marte. Así lo apunta el director de astrofísica de Harvard, Avi Loeb, que apunta que hace aproximadamente 2.500 millones de años Marte perdió su atmósfera y sus reservas de agua líquida en su superficie, convirtiéndose en el desierto helado que conocemos hoy. Esto, sin embargo, ocurrió a la vez que las cianobacterias elevaron bruscamente el nivel de oxígeno en la atmósfera de la Tierra.
Este hecho hizo posible el metabolismo aeróbico y las complejas formas de vida que finalmente condujeron a nuestra existencia.
Si Marte perdió su atmósfera como consecuencia del impacto de un asteroide gigante (una hipótesis contemplada), el choque podría haber transferido a la Tierra numerosas rocas del planeta con organismos biológicos o sustancias químicas únicas, inclinando la balanza a favor de las cianobacterias y desencadenando la transformación de la vida terrestre.
La posibilidad de que Marte y la Tierra compartan la misma ascendencia biológica podrá comprobarse en cuanto identifiquemos rastros de vida procedentes del Marte primitivo. Pero la ascendencia podría ser aún más profunda y tener que ver con otra inteligencia.
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