¿Peligra el cónclave?: el cardenal Becciu desafía al Vaticano y reclama su derecho de voto
Pese a su condena y destitución, Angelo Becciu insiste en que sigue siendo elector válido y cuestiona la decisión del Papa Francisco
Cuando aún no hay fecha para la elección del próximo Papa, ya ha estallado una controversia que promete marcar el ambiente previo al cónclave. El protagonista es el cardenal italiano Angelo Becciu, de 76 años, quien ha reavivado el debate sobre su participación en el proceso de elección del sucesor de Francisco. A pesar de haber sido destituido en 2020 por supuestos fraudes financieros y condenado por la justicia vaticana, el prelado insiste en que su derecho a formar parte del cónclave se mantiene intacto.
Una figura caída en desgracia… pero aún activa
Becciu, que fue uno de los hombres fuertes de la Curia Romana y mano derecha del Papa en la Secretaría de Estado, cayó en desgracia tras ser acusado de mala gestión de fondos vaticanos. El Papa Francisco le retiró los “derechos del cardenalato”, lo que incluía su exclusión de los procesos electorales. Sin embargo, nunca fue apartado formalmente del Colegio Cardenalicio, lo que ha abierto un vacío legal que el propio Becciu ahora intenta aprovechar.
Este miércoles, el cardenal hizo acto de presencia en una reunión de purpurados y dejó clara su postura: “Tengo derecho a votar en el cónclave”. Según su relato, jamás recibió un documento oficial que le prohibiera participar, y señala que la única comunicación al respecto fue una nota de prensa —algo que, según él, no tiene validez canónica.
¿Elector o no elector? El dilema jurídico que incomoda a Roma
La Sala de Prensa del Vaticano ha sido clara al señalar que Becciu no está considerado elector, por lo que no figura entre los 135 cardenales con derecho a voto. No obstante, el propio prelado sardo contradice esta cifra: “No son 135, somos 136”, insiste, sumando su nombre a la lista.
Su argumento se basa en una interpretación estricta del Derecho Canónico. Asegura que nunca renunció por escrito a sus derechos como cardenal y que el Papa Francisco, en el último consistorio, no expresó de forma explícita su exclusión del cónclave. “No puede bastar una nota de prensa para quitarme un derecho que el Derecho Canónico me reconoce”, afirma Becciu.
Un precedente incómodo para la Iglesia
La situación de Becciu es especialmente delicada porque es el primer cardenal en la historia en ser juzgado y condenado por un tribunal penal del Vaticano. Su pena: cinco años y medio de prisión, además de la inhabilitación perpetua para ejercer cargos dentro de la Santa Sede. Pero, según sus defensores, esto no lo convierte automáticamente en ineligible para el cónclave, ya que la normativa eclesiástica vigente no prevé mecanismos automáticos de exclusión en estos casos.
Lo que se juega la Iglesia
La controversia sobre la posible participación de Becciu en el próximo cónclave no es solo una cuestión jurídica, sino también simbólica. Permitir o impedir su acceso al cónclave envía un mensaje al mundo sobre los límites del poder papal, la aplicación del Derecho Canónico y la coherencia moral dentro de la jerarquía eclesiástica.
Por ahora, la decisión final podría quedar en manos del propio Francisco o bien abrirse al debate dentro de las congregaciones previas al cónclave, donde los cardenales tratan asuntos de organización y doctrina antes del encierro definitivo.
Lo que está claro es que el nombre de Becciu seguirá generando titulares en los próximos meses y, quizás, marcando uno de los momentos más tensos que haya vivido la Iglesia Católica en la antesala de un cónclave.
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