¿Quién quiere silenciar a Miguel Uribe Turbay a tiros en plena campaña presidencial?
El atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido este sábado en Bogotá, ha sacudido profundamente a Colombia y ha revivido las sombras más oscuras de la violencia política que marcó al país en las décadas de 1980 y 1990.
Uribe Turbay, actual senador y aspirante a la presidencia, ha resultado gravemente herido tras recibir varios disparos, incluido uno en la cabeza.
Ataque a plena luz del día
El ataque ha tenido lugar en el sector de Fontibón, en el sur de Bogotá, cuando el político salía de una reunión con simpatizantes. En medio de una conversación informal con asistentes, un joven ha abierto fuego, hiriéndolo en la cabeza y en una pierna, según el primer parte de las autoridades.
Imágenes de cámaras de seguridad han mostrado al presunto atacante huyendo de la escena, aparentemente herido. Minutos después, ha sido capturado por la Policía. Se ha confirmado que el sospechoso es un menor de edad, aunque no se han revelado más detalles. Según versiones sin confirmar oficialmente, el atacante podría haber estado acompañado por una mujer.
Estado de salud crítico
Uribe Turbay ha sido trasladado inicialmente a la clínica Medicentro, donde ha sido estabilizado. Algunos medios han informado que llegó inconsciente y fue reanimado en el lugar, aunque ni el centro médico ni su familia han confirmado este extremo.
Dada la gravedad de las heridas, ha sido trasladado posteriormente a la Fundación Santa Fe, en el norte de la capital, donde ha sido sometido a una intervención neuroquirúrgica y vascular periférica. “Hemos recibido al señor Miguel Uribe Turbay en estado crítico. Está siendo atendido de manera prioritaria por nuestro equipo de especialistas”, ha indicado el centro médico en un comunicado.
Decenas de personas se han congregado a las afueras de la clínica, en señal de apoyo, mientras se difundían las primeras noticias del atentado.
Contexto político tenso
El atentado ha ocurrido en un momento de alta tensión política en Colombia. El gobierno de Gustavo Petro ha planteado recientemente convocar una consulta popular para aprobar una reforma laboral que ya fue rechazada por el Congreso. Miguel Uribe Turbay se ha opuesto abiertamente a esta iniciativa y ha anunciado que la demandaría en caso de que se concretara vía decreto.
El presidente Petro ha condenado enérgicamente el ataque y ha exigido que se investigue no solo la autoría material, sino también la intelectual. Ha señalado que las pesquisas comenzarán por el esquema de seguridad del propio candidato, el cual es provisto por el Estado. “Todos los protocolos, al máximo nivel, se tienen que concentrar ahora en descubrir quién es el asesino intelectual. Habrá responsables, empezando por los encargados de su seguridad”, ha escrito en su cuenta oficial de X (antes Twitter).
Un pasado familiar marcado por la violencia
El episodio ha resonado especialmente en la memoria colectiva del país por la historia personal de Uribe Turbay. Su madre, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada en 1990 por el cartel de Medellín, entonces liderado por Pablo Escobar, y murió un año después durante un fallido intento de rescate. Su abuelo, Julio César Turbay Ayala, fue presidente de Colombia entre 1978 y 1982.
El atentado ha encendido las alarmas en el país y ha recordado con crudeza una época en la que las balas intentaban silenciar las voces políticas en ascenso. Hasta el momento, la Fiscalía General no ha emitido información oficial sobre los responsables intelectuales del ataque ni ha aclarado posibles móviles.
La sociedad colombiana, una vez más, se enfrenta al miedo, a la incertidumbre y a las preguntas sin respuesta. El nombre de Miguel Uribe Turbay se suma ahora a una lista de figuras públicas marcadas por la violencia, mientras el país observa expectante el desarrollo de los acontecimientos.
Escribe tu comentario