La respuesta de Irán a EEUU: infiltraciones terroristas y reventar la economía mundial

El régimen de los ayatolás advierte que “la partida no ha terminado” mientras baraja cerrar el Estrecho de Ormuz y activar células terroristas en suelo estadounidense.

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El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, en una manifestación en TeheránEl presidente de Irán, Masud Pezeshkian, en una manifestación en TeheránEl presidente de Irán, Masud Pezeshkian, en una manifestación en Teherán - EUROPA PRESS

 

Irán planta cara a Estados Unidos tras el bombardeo ordenado por Donald Trump contra sus instalaciones nucleares. A poco más de 24 horas del ataque aéreo, el régimen de Teherán ha dejado claro que se reserva el derecho a responder, y no se plantea ninguna vía diplomática, a pesar de las advertencias de Washington de que una represalia sería “el peor error en la historia de Irán”.

Según informa la cadena NBC, entre las posibles respuestas se encuentra la activación de células terroristas dentro del territorio estadounidense. Una amenaza que eleva la tensión a niveles críticos. El embajador iraní ante Naciones Unidas, Amir Saeid Iravani, ha declarado que su país tiene derecho a tomar represalias. Y el líder supremo Ali Khamenei ha sido aún más claro: “La partida todavía no ha terminado”.

El ataque estadounidense, llevado a cabo por siete aviones de combate equipados con bombas antibúnker, ha sido presentado por Trump como un golpe “monumental” contra las infraestructuras nucleares iraníes. Sin embargo, ni la Agencia Internacional de Energía Atómica ni la inteligencia estadounidense habían confirmado hasta ahora que Irán estuviera desarrollando una bomba atómica.

Irán prepara un golpe económico: cerrar el Estrecho de Ormuz

Más allá de una posible respuesta militar o terrorista, Irán también estudia una represalia económica de gran impacto global: cerrar el Estrecho de Ormuz. Este corredor marítimo es estratégico, ya que por él transita aproximadamente el 20% del petróleo que se consume en todo el mundo. El Parlamento iraní ya ha dado luz verde a la medida, aunque la decisión final la tomará el líder supremo.

Las consecuencias no se han hecho esperar. El precio del barril de Brent ha subido un 3%, rozando los 80 dólares, su nivel más alto desde enero. Además, los mercados asiáticos han acusado el golpe: la bolsa australiana ASX se ha desplomado en su apertura con pérdidas de 10.000 millones de dólares, mientras que el Nikkei japonés y el Hang Seng de Hong Kong han caído un 1%.

Estados Unidos niega estar en guerra, pero mantiene el tono agresivo

A pesar de la magnitud del ataque y el despliegue militar, la Casa Blanca insiste en que no hay una guerra abierta con Irán. El vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, ha afirmado en NBC: “No estamos en guerra con Irán. Estamos en guerra con su programa nuclear”, alabando la actuación de los pilotos que ejecutaron el bombardeo.

Israel se suma a la ofensiva con ataques aéreos

Mientras tanto, Israel ha confirmado nuevos bombardeos contra seis aeropuertos y múltiples objetivos militares en territorio iraní. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el objetivo es “afianzar la superioridad aérea” sobre el espacio iraní.

Con el tablero de Oriente Medio en llamas, las próximas horas pueden ser clave para evitar —o precipitar— un nuevo conflicto de alcance global.

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