Del rearmamento a la mili obligatoria: Europa se blinda ante la amenaza de Rusia

Alemania, los países bálticos y los aliados europeos fortalecen sus ejércitos y modernizan sus defensas ante la creciente expansión militar rusa y la posibilidad de un repliegue estadounidense

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Servicio militar obligatorio en Europa (1)
Europa se refuerza militarmente ante la amenaza rusa Foto: Europa Press

 

La sombra de Moscú vuelve a extenderse sobre Europa. Alemania ha iniciado su respuesta y ha puesto en marcha un ambicioso plan para aumentar su Ejército y reactivar el servicio militar obligatorio en caso de que sea necesario. Por su parte, hace tiempo que países bajo la amenaza rusa como lo son Estonia, Letonia y Lituania refuerzan sus defensas, por la posibilidad de que la guerra en Ucrania, se dirija ahora hacia sus fronteras.

En Berlín, el Gobierno aprobó recientemente un plan que busca alistar 80.000 soldados más y alcanzar un total de 260.000 efectivos en el Ejército alemán. Los jóvenes nacidos a partir de 2008 recibirán un correo del Ministerio de Defensa para sondear su interés en el servicio voluntario, y a partir de 2026 se activará un registro obligatorio que permitirá identificar quiénes podrían ser movilizados si la cifra de voluntarios no alcanza los objetivos. Un primer movimiento que nos comienza a interpelar. Ya no hablamos de Europa del Este, se trata de un país mucho más cercano como lo es el germano.

La amenaza rusa se intensifica

El miedo no es casual ni gratuito. La guerra en Ucrania ha puesto de relieve la ambición expansiva de Vladimir Putin. Rusia ha aumentado su Ejército a 1,5 millones de efectivos y lo ha erigido como la segunda fuerza militar más grande del mundo, y dedica ya el 40 % de su presupuesto federal a defensa y seguridad interna. Analistas como Ian Bond, del Centre for European Reform, advierten: “Lo que vemos que Rusia está preparando no es la paz”. Todo esto teniendo en cuenta lo que se sabe y no lo que se intuye que puede hacer, en secreto, Rúsia.

Putin
Vladimir Putin  Foto: Europa Press

Los bálticos, los primeros en reforzarse

En el Báltico, la respuesta no se ha hecho esperar. Estonia, Letonia y Lituania han reintroducido el servicio militar obligatorio o ampliado el existente, elevado el gasto en defensa al 3–5 % del PIB y reforzado infraestructuras críticas. Lituania, por ejemplo, exige que todos los edificios nuevos cuenten con refugios antiaéreos; Estonia planea invertir hasta un 5 % del PIB en defensa y ha colocado obstáculos antitanque en sus fronteras.

Polonia, por su parte, prevé gastar un 4,7 % del PIB y estudia compartir el paraguas nuclear francés ante la posibilidad de un retroceso estadounidense.

También Dinamarca ha endurecido su postura: ha ampliado el servicio militar obligatorio para incluir a las mujeres a partir de 2026 y ha incrementado su presupuesto de defensa con el objetivo de alcanzar el 2 % del PIB antes de lo previsto. Croacia, por otro lado, anunció la reintroducción del servicio militar en 2025, con un modelo de formación básica de dos meses, como parte de una estrategia más amplia para reforzar la preparación territorial y la cohesión nacional.

En los Balcanes, Serbia ha confirmado que restablecerá el servicio militar obligatorio en 2025, con una duración de 75 días para hombres jóvenes. Bosnia y Herzegovina, aunque aún no ha formalizado la medida, ha iniciado un debate político sobre su posible reintroducción, impulsado por las tensiones regionales y la presión de sectores nacionalistas. Ambos países consideran que el servicio militar puede fortalecer el vínculo entre ciudadanía y defensa, en un contexto marcado por la guerra en Ucrania y la creciente militarización europea.

 

OTAN y el nuevo umbral de gasto militar: 5% del PIB

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha dado un giro histórico al pactar un nuevo objetivo de gasto militar: alcanzar el 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) en defensa para cada país miembro antes de 2035. Esta decisión, impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump, marca un salto drástico respecto al compromiso anterior del 2 % y refleja la creciente presión geopolítica en un mundo marcado por conflictos prolongados y amenazas emergentes.

El nuevo umbral responde a factores estratégicos como la presión de EE. UU., la necesidad de modernizar los ejércitos europeos, y la intención de mostrar cohesión frente a actores como Rusia, China e Irán. España ha logrado una excepción explícita, limitando su gasto al 2,1 % del PIB, por motivos económicos y de sostenibilidad fiscal, mientras otros países, como Polonia, Estonia y Grecia, ya superan el 3 % y planean alcanzar el 5 % en los próximos años.

Guerra híbrida y preparación estratégica

El refuerzo militar incluye también medidas de protección frente a la denominada “guerra híbrida” rusa: ciberataques, sabotaje de infraestructuras, desinformación y presión sobre minorías rusoparlantes. En Narva, ciudad estonia fronteriza con Rusia, la gran comunidad rusoparlante genera inquietud por la posibilidad de que Moscú la use como pretexto para intervenir, siguiendo el patrón visto en Georgia y Ucrania. La desconexión de los Estados bálticos de la red eléctrica rusa y la integración en la europea es otro paso estratégico para blindar el suministro energético frente a interferencias externas.

Europa y la OTAN ante un posible repliegue estadounidense

El contexto internacional también añade presión. Rumores sobre un posible retiro de tropas estadounidenses de la OTAN en el Báltico han alarmado a los gobiernos locales. Según expertos, el debilitamiento del compromiso transatlántico aumentaría la vulnerabilidad regional, obligando a Europa a asumir un mayor protagonismo en defensa. “Si el puente transatlántico no se está derrumbando, al menos está seriamente dañado”, advierte Māris Andžāns, director del Centro de Estudios Geopolíticos de Riga.

Alianzas europeas y consolidación militar

Los países nórdicos y europeos han respondido consolidando alianzas. Suecia y Finlandia, ya miembros de la OTAN, junto con el Reino Unido, que mantiene 900 soldados desplegados en Estonia, refuerzan la vigilancia en el mar Báltico y la cooperación en inteligencia, entrenamiento y logística militar. La región se prepara para un posible conflicto de alta intensidad, pero también para escenarios de guerra híbrida que ya se desarrollan bajo el umbral de la confrontación directa.

Lecciones para Europa occidental

En paralelo, la militarización de Alemania, la modernización de ejércitos bálticos, nórdicos y balcánicos, junto con el nuevo objetivo de gasto del 5 % del PIB por parte de la OTAN reflejan un cambio de mentalidad en Europa occidental. La guerra en Ucrania ha demostrado que la estabilidad del continente depende tanto de la capacidad militar propia como de la colaboración transatlántica. La lección es clara: el rearme y la preparación estratégica no son opciones, sino una necesidad ante un Moscú dispuesto a proyectar su poder más allá de sus fronteras.

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