Análisis: Milei gana en las urnas en Argentina, pero enfrenta el desafío de gobernar su propio triunfo
El contundente resultado de las elecciones legislativas no solo consolida a Javier Milei como el actor político central de la Argentina, sino que redefine el mapa del poder. Con más del 40% de los votos y una remontada histórica en Buenos Aires, el presidente logra un respiro político y financiero, pero entra en una etapa en la que deberá transformar apoyo electoral en gobernabilidad.
El triunfo de Javier Milei en las elecciones de medio término de 2025 marca un punto de inflexión en su gobierno y en el sistema político argentino. Tras meses de erosión económica, denuncias de corrupción y tensiones sociales, el mandatario argentino logró revertir un escenario adverso y reconstruir su base de legitimidad. La Libertad Avanza obtuvo alrededor del 41% de los votos, imponiéndose en 16 provincias, incluidas la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y —de manera simbólicamente decisiva— la provincia de Buenos Aires, antiguo bastión del peronismo.
El resultado refuerza el control de Milei sobre la Cámara de Diputados y le otorga una minoría bloqueadora en el Senado, suficiente para reimpulsar su agenda económica y asegurar poder de veto sobre proyectos opositores. Pero la lectura institucional del resultado es apenas parte de la historia. El voto libertario no fue un cheque en blanco: la participación cayó al 68%, la más baja desde 1983, revelando tanto apatía como desafección hacia la política tradicional. La elección funcionó como un plebiscito sobre el rumbo del país, más que como una adhesión al método de gobierno del presidente.
Las acciones argentinas en Wall Street suben
El resultado de las elecciones argentinas se ha hecho notar en la bolsa de los EEUU, donde subieron entre 10% y 15% en las operaciones nocturnas, y el peso mostró una leve apreciación tras semanas de volatilidad.
La victoria electoral, combinada con la inyección financiera coordinada con Washington —incluido el swap de 20.000 millones de dólares habilitado por Donald Trump—, dio aire a los mercados y alivió temporariamente la presión sobre la moneda local.
Los nuevos desafíos del presidente Milei tras ganar las elecciones
Sin embargo, Milei enfrenta ahora una paradoja política: está más fuerte que nunca, pero su desafío también es más complejo. La segunda parte de su mandato dependerá de su capacidad para moderar el discurso y tejer alianzas con gobernadores y sectores opositores, especialmente si pretende avanzar con las reformas estructurales en seguridad social, impuestos y trabajo. El presidente deberá transformarse de líder de ruptura en constructor institucional, un rol que aún no ha demostrado manejar con soltura.
El peronismo, por su parte, sufrió un golpe profundo. Axel Kicillof, hasta ahora la figura más visible de la oposición, quedó debilitado tras perder la provincia de Buenos Aires, lo que abre una disputa interna por el liderazgo del espacio. El kirchnerismo, sin capacidad de reacción inmediata, se enfrenta a la disyuntiva de redefinir su identidad o quedar relegado a la irrelevancia.
¿Por qué ha ganado Milei las elecciones en Argentina?
Un voto de frustración y descontento social. El éxito de Milei se explica, en gran medida, por la profunda desafección hacia el sistema político tradicional. Sectores medios empobrecidos y jóvenes precarizados canalizaron su desencanto en un voto antisistema. La narrativa de “la casta contra el pueblo” sirvió de catalizador emocional para un electorado que ya no vota con esperanza, sino con hartazgo.
Recuperación económica parcial y efecto Trump. Pese a los costos sociales del ajuste fiscal, algunos indicadores macroeconómicos —estabilidad del tipo de cambio y leve repunte del poder adquisitivo urbano— generaron una sensación de orden incipiente que favoreció al gobierno. El respaldo político y financiero explícito de Donald Trump fortaleció la imagen de Milei como líder con apoyo internacional. La línea de swap de 20.000 millones de dólares y la intervención estadounidense sobre el mercado de pesos reforzaron esa percepción de “rescate geopolítico”.
Estrategia electoral y hegemonía libertaria. La campaña de “violeta puro”, dirigida por Karina Milei, evitó pactos con antiguos aliados conservadores y reforzó una identidad libertaria coherente. En Buenos Aires —territorio decisivo— el oficialismo logró revertir una derrota previa de 14 puntos, dramatizando el mensaje de “todo o nada” frente al peronismo. Esta nacionalización de la campaña llevó a La Libertad Avanza a imponerse en 16 provincias y a absorber buena parte del voto “antiperonista” disperso.
Consecuencias políticas inmediatas del triunfo
Reconfiguración del Congreso y fortalecimiento presidencial. La Libertad Avanza incrementará su peso en Diputados y dispondrá de minoría bloqueadora en el Senado. Esto amplía la capacidad gubernamental para aprobar reformas previsionales, laborales y tributarias, parte central del programa de estabilización de Milei. Sin embargo, el Senado seguirá bajo dominio opositor, lo que obligará a negociaciones pragmáticas con gobernadores peronistas o regionales.
Desarticulación del peronismo y crisis opositora. El peronismo bonaerense sufrió un golpe estructural. Axel Kicillof, considerado su principal referente, perdió el distrito clave y con ello su liderazgo potencial para 2027. Las alianzas de centro quedaron licuadas por la polarización entre libertarios y kirchneristas, mientras figuras como Juan Grabois intentan construir una alternativa ideológica que todavía carece de estructura territorial.
Riesgos de autocomplacencia y radicalización. Pese al festejo, analistas advierten que el triunfo puede consolidar una “trampa de éxito”: Milei podría reinterpretar el respaldo electoral como aval para endurecer su programa de ajuste. El desafío más complejo será traducir legitimidad política en eficacia de gestión. El riesgo, señalan observadores cercanos a La Nación y El País, es que el presidente confunda hegemonía electoral con estabilidad institucional.
Proyecciones económicas y geopolíticas
En lo externo, la victoria refuerza el eje Washington–Buenos Aires, con un Milei fortalecido frente al Fondo Monetario Internacional y dispuesto a profundizar la agenda de liberalización. Sin embargo, la dependencia del apoyo de Trump y de los flujos del Tesoro estadounidense plantea una vulnerabilidad en caso de recesión global o cambio de ciclo político en EE.UU.
En lo interno, la suba de acciones argentinas en Wall Street —lideradas por YPF y los bancos locales— refleja un optimismo financiero que podría ser efímero si el gobierno no logra consolidar crecimiento real y contención social. El alivio bursátil contrasta con un tejido social aún deteriorado: con más del 40% de pobreza y caída del consumo, la “Argentina violeta” enfrenta la prueba más difícil desde el regreso democrático.
El partido del gobierno priorizará cambios en trabajo, impuestos y sistema previsional
Tras el triunfo legislativo de octubre, Javier Milei planea utilizar su renovado poder parlamentario para acelerar su agenda económica. La Libertad Avanza llegará a diciembre como primera minoría en Diputados y enfocará sus esfuerzos en una nueva Ley Bases, junto con reformas laborales, tributarias y previsionales, además de desregulaciones económicas y privatizaciones parciales.
Reforma laboral moderna y flexibilización del empleo. El Ejecutivo prepara un paquete de leyes para simplificar los contratos y reducir las cargas patronales. Se incluirían la extensión del período de prueba, la eliminación de multas por despido y la creación de seguros de desempleo privados. La meta: alentar las nuevas contrataciones y bajar el costo del empleo formal.
Reforma tributaria integral. Milei apunta a eliminar impuestos considerados “distorsivos” —como el impuesto al cheque y ciertos gravámenes provinciales— y avanzar hacia un esquema de menor presión fiscal. La idea es reordenar el sistema para incentivar la inversión productiva y fijar un techo de gasto público equivalente al 25 % del PBI.
Reforma previsional. El gobierno proyecta introducir un modelo mixto que combine aportes públicos y capitalización voluntaria, con mayores incentivos al ahorro privado y un esquema de retiro más flexible. Se busca, además, atenuar el impacto fiscal del actual sistema de reparto, que representa uno de los mayores gastos del Estado.
Nueva Ley Bases II y Pacto de Mayo. Inspirada en la primera Ley Bases, esta versión incluirá una batería de proyectos que consolidan compromisos firmados con 18 gobernadores: equilibrio fiscal innegociable, reforma educativa, apertura comercial y modificación del esquema de coparticipación federal. El objetivo político es sentar las bases de un nuevo acuerdo institucional de largo plazo.
Desregulación económica para facilitar inversiones en energía, minería y agroindustria.
Privatización parcial de empresas estatales no estratégicas.
Ley de coparticipación federal, que redefinirá los recursos entre Nación y provincias, foco de negociación política con los gobernadores.
Apertura del comercio internacional, con menores aranceles y simplificación aduanera.
Contexto político
La Libertad Avanza controlará más de 100 diputados con el apoyo del PRO, pero aún necesitará acuerdos con bloques provinciales y radicales para alcanzar mayorías simples. En el Senado, mantiene una fuerza suficiente para bloquear iniciativas contrarias al Gobierno, aunque deberá negociar cada reforma clave.
Milei anticipó que el nuevo Congreso será “el más reformista de la historia”. Su desafío será conjugar el mandato reformista que le dio la victoria con la necesidad de construir consensos que garanticen gobernabilidad y eviten un nuevo ciclo de conflictividad social.
La victoria de Javier Milei representa menos un aval unánime a su programa que una reafirmación de su centralidad política. El libertarismo, más que una ideología de gobierno, se ha convertido en el nuevo lenguaje de poder en la Argentina. Pero la pregunta de fondo sigue abierta: ¿podrá el presidente Milei transformar su voto de protesta en un proyecto de Estado antes de que el desencanto, que lo llevó al poder, vuelva a volverse contra él?
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