Más allá de la foto de la plaza: Los vecinos de Bellvitge en l'Hospitalet no compran un 'efecto Vox' que solo deja más odio y precariedad donde gobierna
El partido de Santiago Abascal recurre a un populismo que fomenta el malestar social con el objetivo de transformarlo en votos efectivos.
El pasado sábado 20 de septiembre de 2025, Vox reunió a poco más de 300 personas venidas de toda Catalunya en autobuses en la Plaza del Pirulo de Bellvitge en l'Hospitalet, un barrio históricamente vinculado al cinturón rojo socialista. Durante el encuentro, menos del 1% de los vecinos del barrio escuchó a Ignacio Garriga, al portavoz municipal Francisco González y al concejal metropolitano Joan Garriga, que buscaban con este acto autonómico inicar el curso político en Catalunya bajo el lema “Defendamos nuestros barrios" con la promesa de de convertir la inseguridad vecinal y la degradación urbana en palanca de movilización electoral.
Vox eligió Bellvitge por su carga simbólica: un bastión obrero que ahora sufre un malestar amplificado por robos, cierres de comercios y patrullas ciudadanas. En su discurso, el partido arremetió contra el PSC, afirmando que han “abandonado a los barrios”, rechazó el traspaso de competencias migratorias a la Generalitat y acusó al PP de “blanquear el separatismo”.
El objetivo político de este acto es evidente: disputar el voto obrero desencantado con el socialismo metropolitano y consolidar su implantación en Hospitalet, donde ya cuentan con representación municipal. La estrategia se apoya en una narrativa populista que sobredimensiona la inseguridad, introduce bulos sobre inmigración y fomenta una confrontación identitaria que polariza más que soluciona.
Ingeniería social y manipulación emocional
Aunque no existen estudios académicos que analicen a Vox con el mismo rigor que un ciberataque de “ingeniería social”, sí es posible identificar, según los expertos consultados por CatalunyaPress, patrones de comunicación que encajan con estas lógicas manipulativas. Dado que Vox ha convertido la política en un ejercicio de influencia emocional y simplificación extrema. ¿Y cómo lo hace?
- Creación de un enemigo común: inmigración ilegal, separatismo, la Agenda 2030 o la “izquierda radical” son presentados como amenazas existenciales que requieren unidad defensiva.
- Apelación al miedo y la indignación: los discursos se cargan de rabia, orgullo nacional herido o frustración económica, desviando la atención de problemas estructurales.
- Lenguaje directo y simplificado: eslóganes, hashtags y frases cortas que se viralizan fácilmente en redes sociales.
- Polarización y confrontación: trazar un “nosotros” (los patriotas) frente a “ellos” (los enemigos de España), forzando a la ciudadanía a posicionarse.
- Identidad y pertenencia: bandera, himno, familia, religión y tradiciones como elementos cohesionadores de una comunidad política.
- Uso intensivo de redes sociales: Twitter, Telegram, TikTok o YouTube son su altavoz directo, evitando intermediarios críticos y generando burbujas informativas cerradas.
Estas tácticas de Vox y su éxito en la política española refleja la efectividad de un modelo que convierte la comunicación política en un proceso de manipulación psicológica colectiva.
Radiografía de los gobiernos locales de Vox (2023–2025)
La experiencia de Vox en los gobiernos municipales en nuestro país ofrece una muestra del contraste entre las promesas electorales y la realidad de gestión. Actualmente gobierna en 32 municipios, la mayoría en la conocida como "España vaciada" (Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana), en localidades muy pequeñas, algunas con menos de 200 habitantes. De hecho el municipio más grande donde gobierna es Nàquera (Valencia), con apenas 7.728 habitantes.
Consecuencias negativas observadas
Si nos basamos en la realidad y el análisis de las acciones llevadas a cabo por gobiernos de Vox en el país se producen las siguientes situaciones:
- Parálisis institucional y falta de gestión: en muchos pueblos no se han producido mejoras, debido a la inexperiencia y limitada capacidad administrativa del partido. En al menos 16 municipios con concejo abierto, los alcaldes de Vox apenas tienen poder real.
- Desbandada y crisis interna: varios concejales han abandonado el partido, sobre todo en la Comunidad Valenciana. En Valencia capital, el portavoz municipal Juanma Badenas fue suspendido por un presunto amaño de contratos, generando una crisis de gobernabilidad.
- Conflictos con el PP: en Torrent, Náquera, Almazora o Domingo Pérez (Toledo) los pactos PP-Vox se han roto con dimisiones, mociones de censura y pérdida de alcaldías.
- Retroceso social y cultural: intentos de recortar ayudas a asociaciones feministas, culturales y de memoria histórica, además de adjudicaciones opacas de contratos bajo investigación judicial.
Impacto sobre la población votante
Sobre el terreno al final el resultado del apoyo a esta formación populista en los Ayuntamiento ha conllevado.
1.- Expectativas no cumplidas: los votantes que esperaban mejoras en seguridad, empleo o servicios públicos no han visto resultados. Este es el caso que se ha dado de Domingo Pérez en Toledo donde Vox accedió a la alcaldía en 2023, prometiendo mejoras en seguridad y gestión local. Resultado: ninguna mejora visible, y el alcalde fue destituido por moción de censura tras perder el apoyo de su propio equipo. Fuente: La Voz del Tajo – Moción de censura en Domingo Pérez
2. Aumento de la crispación: la entrada de Vox en gobiernos locales ha intensificado los conflictos políticos y vecinales. En Torrent y Náquera (Valencia) se han adado pactos PP-Vox que se rompieron por dimisiones de concejales de Vox, que denunciaron presiones internas. Resultado: gobiernos en minoría, bloqueo de proyectos y enfrentamientos públicos entre socios. Fuente: Levante-EMV – Crisis en Nàquera. Ademas en Valencia capital, el portavoz municipal de Vox, Juanma Badenas, fue suspendido por presunto amaño de contratos. Resultado: crisis de gobernabilidad, retirada de competencias, tensión con el PP. Fuente: RTVE – Vox suspende a su portavo
3.- Desconfianza institucional: los escándalos internos y la inestabilidad han erosionado la confianza en los ayuntamientos gobernados por Vox. En Almassora (Castellón) Vox perdió concejales por desacuerdos internos, generando inestabilidad en el gobierno local. Resultado: bloqueo de presupuestos, pérdida de credibilidad ante vecinos y entidades. Fuente: The Objective – Crisis de Vox en Valencia. Mientras que en Náquera, el alcalde de Vox quedó en minoría tras la salida de su concejal, que denunció falta de transparencia y presión partidista. Resultado: desconfianza vecinal, parálisis de proyectos y denuncias públicas. Fuente: El Español – Desbandada en Vox Valencia
En definitiva, la gestión local evidencia que el populismo de Vox funciona como herramienta electoral, pero fracasa en la administración real, alimentando frustración y más polarización.
Un patrón internacional de populismo ultra
El caso de Hospitalet no es aislado, sino parte de un patrón global donde las extremas derechas han encontrado en el miedo y la desinformación una fórmula de crecimiento. En España, Vox despliega un discurso basado en bulos migratorios, revisionismo histórico y confrontación territorial. Aunque se ha consolidado en algunos gobiernos municipales, sus políticas han derivado en más delitos de odio, retrocesos en derechos LGTBI y polarización institucional, sin aportar mejoras reales en empleo o seguridad a quienes lo votan.
Fenómenos similares se replican en otros países. En Francia, Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) explota el miedo al islam y a la inmigración, con un saldo de barrios periféricos estigmatizados y más violencia policial. En Italia, Giorgia Meloni (Fratelli d’Italia) ha convertido el nacionalismo católico en programa de gobierno, restringiendo derechos reproductivos y libertades de prensa mientras sus votantes sufren recortes sociales. En Alemania, AfD combina revisionismo nazi y negacionismo climático, creciendo en regiones empobrecidas donde aumentan los ataques xenófobos y se reduce la cohesión social.
El mapa se extiende más allá de Europa: Viktor Orbán en Hungría ha levantado un régimen autoritario con censura cultural y empobrecimiento rural; Donald Trump en EE.UU. movilizó fake news y teorías conspirativas que culminaron en el asalto al Capitolio; Jair Bolsonaro en Brasil negó la pandemia y dejó tras de sí un país más violento y devastado ambientalmente; y Javier Milei en Argentina, con un discurso antifeminista y negacionista, ha acelerado la crisis económica y la desinstitucionalización.
Así el populismo ultra comparte un mismo guion: identificar un enemigo interno, sobredimensionar problemas reales y ofrecer soluciones simples que nunca llegan a materializarse. Vox, en Hospitalet, ha encontrado el terreno fértil del descontento obrero para ensayar esta estrategia. Pero los ejemplos internacionales y la propia experiencia en los gobiernos locales españoles muestran un patrón claro: los votantes de estas fuerzas acaban atrapados en más precariedad, más división social y menos derechos.
Estrategias de gobiernos municipales democráticos
Cuando se aplican estrategias de gobiernos municipales democráticos los resultados son totalmente diferentes:
1. Presupuestos participativos. La ciudadanía decide directamente sobre una parte del gasto municipal.
Se aplican en barrios con necesidades específicas, mediante votación abierta o asambleas.
2. Consejos vecinales y mesas de diálogo: Espacios estables de participación donde entidades, vecinos y técnicos municipales debaten propuestas. Permiten seguimiento de planes de barrio, urbanismo, cultura y servicios sociales.
3. Planificación urbana inclusiva: Diseño de espacios públicos con criterios de accesibilidad, equidad territorial y sostenibilidad. Se priorizan zonas vulnerables y se evita la gentrificación.
4. Políticas sociales activas: Refuerzo de servicios públicos: salud comunitaria, educación, vivienda social, atención a la dependencia. Apoyo a entidades feministas, culturales, juveniles y de memoria democrática.
5. Transparencia institucional: Publicación accesible de presupuestos, contratos, agendas y procesos de decisión. Portales de datos abiertos y mecanismos de control ciudadano.
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