Así malviven los gatos callejeros en Lleida: "Los estrellan contra muros, los queman vivos"

Una voluntaria muestra la cruda realidad de los gatos callejeros y acusa al Ayuntamiento de abandono sistemático

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Alerta, gato   CANVA
Alerta, gato - CANVA

 

Una publicación en la red social X (antes Twitter) de la usuaria @Gatadenit, Aïda, ha generado una ola de indignación al denunciar públicamente la situación crítica de los gatos callejeros en Lleida, acompañando su mensaje con una fotografía de un gato atropellado mortalmente. “Siento mucho esta imagen, de verdad. Pero si no la pongo, no se puede entender el infierno que viven los gatos de calle en Lleida por culpa del Ayuntamiento”, comienza el mensaje.

Según relata Aïda, el animal formaba parte de una de las colonias felinas que ella misma gestiona. Afirma que vio cómo un coche lo atropelló deliberadamente: “El gato era totalmente visible y el coche no frenó. Lo aplastó, bajó, lo apartó con el pie aún vivo, revisó el parachoques manchado de sangre, aparcó y se fue”.

El animal murió minutos después, mientras la voluntaria intentaba asistirlo: “Solo tenía dos años. Era muy tímido y nunca quería molestar. Su ‘crimen’ fue nacer en la calle”, lamenta. 

La activista explica que no pudo denunciar lo ocurrido ni a la Guardia Urbana ni a los Mossos d'Esquadra, ya que —según afirma— ambos cuerpos de seguridad se desentendieron del caso, asegurando que no era competencia suya. También denuncia que la Regiduría responsable del área negó la falta de protocolos, pese a que ella dice tener documentación que lo prueba. “Hace cinco meses que la teniente de alcalde, Begoña Iglesias, me dijo que se reuniría conmigo. Y aún espero.”

Aïda lamenta que la única partida presupuestaria que ha destinado el Ayuntamiento de Lleida para esterilización de gatos asciende a 100.000 euros, lo cual considera insuficiente frente a una población estimada de 6.000 gatos callejeros en la ciudad. “Mueren de enfermedades, de hambre, o los estrellan contra muros, los queman vivos, los matan a perdigonadas o a patadas”, denuncia en el hilo.

“Multan si das de comer a los gatos de la calle, pero la Paeria puede saltarse la ley de protección animal y no pasa nada.”

Asegura que las entidades animalistas trabajan sin ayudas públicas y a menudo asumen gastos imposibles de cubrir, incluso en operativos de rescate que deberían ser responsabilidad institucional. A modo de ejemplo, Aïda explica que han salvado más de 100 gatos en un mes y medio, sin apoyo ni reconocimiento. “Cuando un bombero salva a un gato, todos lo aplauden. Cuando nosotras salvamos cien, nos tratan de trastornadas", sentencia la activista.

La voluntaria concluye su publicación apuntando también a la administración como responsable:

“El único culpable no es el conductor. También lo es la administración. Las víctimas siempre son las mismas: los gatos callejeros, considerados animales de segunda”.

Finaliza con una dura reflexión sobre el país:

“Ojalá vivir en un país avanzado, y no en esta mierda tercermundista en la que he nacido.”

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