'Nunca serás inocente', una novela sobre la convulsa Barcelona de principios del siglo XX
Reseña de libro escrita por Pablo-Ignacio de Dalmases
La ciudad de los prodigios fue una urbe de todo menos tranquila. De hecho, bien se puede decir que la vida barcelonesa tuvo durante los primeros años del siglo XX un denominador común, cual fue el de la violencia por la lucha de clases y la carestía de la vida primero y luego por la convulsa experiencia republicana y subsiguiente guerra civil. Una etapa que cuenta con numerosa bibliografía en todos los géneros y muy principalmente en el ensayo histórico, pero también en la narrativa.
A este último pertenece Nunca serás inocente, de Xavi Barroso (Grijalbo) Muy alejado cronológicamente de aquella asendereada época, el autor se ha documentado de forma adecuada para hilvanar su relato con contextualizaciones históricas reales, de modo que los personajes de ficción aparecen sutilmente engarzados con otros que existieron e influyeron de modo más o menos decisivo en lo que ocurrió por las calles de la ciudad. En este sentido, la concurrencia de estos dos tipos de personajes está por lo general muy bien lograda.
Fabular sobre aquella época marcada por las luchas sociales, la actividad sindical, el pistolerismo y la represión es, por otra parte, complejo porque existe el peligro latente de que el autor discrimine, expresa o tácitamente, entre buenos y malos. En el caso que nos ocupa cabría decir que unos y otros están tan entremezclados que hay buenos con cadáveres en el armario, como Mateu Garriga, el propio protagonista, y malos que no lo son tanto, cual el siniestro y equívoco personaje barón Kohen, un desalmado para quien la vida humana no tiene valor alguno pero que es capaz de condicionar la suya por razones familiares. Y no decimos más para no descubrir al lector las claves de esta novela extensa -ocupa más de 500 páginas- laberíntica, con personajes contradictorios y que puede ser englobada sin dificultad entre las obras de aventura y acción. Porque acción trepidante, o “acción directa” como se decía entonces si se prefiere, hay mucha, al extremo que no faltan secuencias que son verdaderas ensaladas de tiros.
Bien es cierto que Barroso hace que, con todos sus gravísimos pecados, los hermanos Mateu y Gabriel, por cierto, anarcosindicalistas con o sin carné, que eso no tiene mayor importancia-, sean los verdaderos héroes en esta trama compleja a la que en última instancia cabría imputar algunas situaciones poco creíbles, como la resurrección de dos muertos que acaban muy vivos. También parece poco plausible la intimidad interclasista entre Mateu y Mireia, la mujer de su patrón Josep, por cierto, de infrecuente tolerancia matrimonial y equívocas pulsiones íntimas. O la falta de odio de un Joan Mas con el asesino de su mujer. Y, en fin, nos dio la sensación que el desenlace ha sido resuelto de forma un tanto, o un mucho, inverosímil. Pero en definitiva nos estamos refiriendo a una novela, por lo que es plausible aceptar todos estos quiebros de la imaginación. Nunca serás inocente no es un libro de historia sino un relato de ficción cuya función es la entretener al lector y atrapar su atención hasta el punto final, algo que parece se consigue sin dificultad.
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