“Tesoros naturales de Guinea Ecuatorial”, una obra colectiva sobre el patrimonio natural de la antigua Guinea Española
El proyecto incluye la geología de los territorios que constituyen la base física de este estado (las islas de origen volcánico de Bioko -antes Fernando Poo- con el piso Basilé que rebasa los 3.000 metros, y Annobón) ambas en el Atlántico y una zona continental que fue conocida como Río Muni con otras islas aledañas
La desafortunada descolonización de nuestros territorios africanos ha dado lugar a una especie de psicodrama colectivo en virtud del cual la sociedad española ha olvidado aquella traumática experiencia. En todo caso, solo ha sobrevivido una literatura dedicada a explicar una gestión desastrosa que condenó a las prosperas provincias del golfo de Guinea a convertirse en una república bananera al mando de un dictador sicópata que, debidamente fusilado por su sobrino, se transformó en una democracia nominal con un presidente de facto vitalicio que gobierna desde hace 44 años; mientras que en el Sáhara los estudiosos han tenido como tema inagotable el embrollo político jurídico que creamos al abandonar el territorio en manos de sus ambiciosos vecinos en lugar de cumplir con nuestro compromiso de respetar la voluntad de la población autóctona. Todas las demás cuestiones han quedado prácticamente descartadas como si tratar de profundizar en ellas fuese tan peligroso como meter la mano en un avispero.
Sorprende pues la publicación de un libro como “Tesoros naturales de Guinea Ecuatorial” (Catarata) que ha sido el fruto de un proyecto anterior con el que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial y el Instituto Nacional de Desarrollo Forestal de la República africana se propusieron montar una exposición sobre el patrimonio natural del país y como consecuencia de ello surgió un abanico de trabajos de divulgación científica en lenguaje fácilmente comprensible que ha coordinado como editor Antonio Rosas con la colaboración de veinticinco expertos, de ellos ocho ecuatoguineanos y el resto, españoles.
El proyecto incluye la geología de los territorios que constituyen la base física de este estado (las islas de origen volcánico de Bioko -antes Fernando Poo- con el piso Basilé que rebasa los 3.000 metros, y Annobón) ambas en el Atlántico y una zona continental que fue conocida como Río Muni con otras islas aledañas; su extraordinaria riqueza biológica propia de la selva ecuatorial (bosques y flora), su abanico de especies animales (aves, invertebrados, herpetofauna, tortugas marinas, mamíferos, primates, etc.), así como un capítulo sobre los diversos grupos étnicos del país (bubis, fang, ndowe, fernandinos, annoboneses…) Todo ello acompañado de ilustraciones gráficas de extraordinaria calidad, lo que hace de este volumen una verdadera obra de referencia.
Hemos echado en falta dos aspectos importantes. El primero, una alusión a la riqueza ictiológica del país, que posee extensas costas insulares y continental. Y, sobre todo, una información amplia sobre el principal tesoro natural de Guinea Ecuatorial del que no se dice una palabra y es el que esconde su subsuelo o, por mejor decir, sus aguas jurisdisccionales: es decir, el petróleo que no supo encontrar España y que, explotado por el gobierno de Obiang, ha convertido a este país en el segundo productor de crudo del continente, algo que si por desgracia no ha beneficiado a los ecuatoguineanos, al menos sí ha hecho inmensamente ricos a sus mandamases.
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